Son los nuevitos de un equipo que está lleno de gloria. Vienen juntos a hacer su historia, dentro de un grupo de elegidos que ya se metió en la grande del básquet nacional, al conseguir el tricampeonato consecutivo.
Lisandro Rasio y Fernando Podestá son las apuestas jóvenes de un Peñarol que, como ya es un sello, cambia pocas piezas pensando en seguir dominando la competencia. El “Milrayitas” los buscó y ellos aceptaron el desafío. Quieren dar un salto en sus carreras, y andan a los saltos, contentos por la oportunidad que se les presenta.
Son jóvenes y llegan a un grupo consagrado, así que en estos primeros tiempos andan aliados en la timidez. Van para todos lados juntos. Y de a dos, se encontraron con El Atlántico para palpitar el que hasta ahora se presenta como el máximo desafío de sus cortas carreras.
También, claro, para presentarse en sociedad. Para que la gente “Milrayitas” los empiece a conocer.
“Arranqué de grande, a los 12, como para hacer un deporte y después se fue encaminando todo. Siempre en Vélez. Siempre de pívot”, reseña Fernando Podestá, nacido en Capital Federal en 1992 y dueño de unos intimidantes 205 centímetros.
“Yo jugué desde siempre al básquet. Mi hermano (Francisco) es profesional también y mi viejo jugó y es entrenador. Arranqué en el club Belgrano de Zárate y después pasé a Independiente. Siempre de ala pivote”, se sumó Lisandro Rasio, de 1,97 metros y categoría ´90, que jugó hace dos temporadas en Sionista y contra Peñarol, en un partido definido, entró y sorprendió. En la derrota de su equipo por 82-54, metió 9 puntos en el último cuarto y varios ojos se posaron sobre él.
“Hace dos años estuve en Sionista y no me fue muy bien. Al equipo le fue bastante mal y en lo personal, no tuve muchos minutos. Entonces la temporada pasada bajé al TNA y tuve un buen año (ascendió con Unión Progresista de Villa Ángela, Chaco y fue elegido como el mejor jugador). Y no sé si fue prepararme para la Liga, pero me preparé para jugar bien y que al equipo le fuera bien. Llegó el llamado de Peñarol, y lo tomo como un desafío. Es un gran equipo, viene de ser campeón tres veces seguidas y todos le van a querer ganar. Hay que entrenar y estar listo para cuando el equipo me necesite”, agregó el aguerrido jugador, sobre su pasado reciente y lo que significa llegar al “Milrayitas”. “Venir al equipo que ganó las últimas tres Ligas es una muy linda oportunidad. No se da todos los días. Así que estoy muy contento, quiero disfrutar y darle para adelante. Entrenar y que se venga lo más lindo”, declaró Podestá, quien se destacó en los últimos tiempos en el Torneo Federal.
¿Cómo fue el proceso de llegada?
Fernando Podestá: A mi me llamaron dos veces. En 2010 no pude venir porque estaba en mitad de competencia y no podía dejar el equipo. Y la segunda vez, estaba lesionado después del Mundial 2011 (U19) y preferí quedarme en mi casa para recuperarme. Ahora se dio nuevamente, vine a entrenar durante las finales con Obras y tomé la decisión de venir. Se complicó un poco por el tema del pase, pero por suerte se solucionó todo.
Lisandro Rasio: En la temporada pasada, cuando estaba terminando de jugar, llamaron a mi casa y hablaron con mi viejo. Después se comunicaron con mi agente. Estaban interesados en tenerme. Y cuando terminó el TNA, la gente de Villa Ángela me quería retener, y yo tenía otras propuestas, pero lo analicé bien y me pareció que era el mejor lugar para seguir mejorando y avanzando. Es un buen equipo, con tremendos jugadores y un gran entrenador.
En los últimos años, Peñarol se ha caracterizado por traer jugadores con proyección. Pasaron Campazzo, Ale Diez, Selem Safar y ahora ustedes dos.
FP: Sí. Eso se toma como una responsabilidad muy grande. Es muy lindo que te llamen. Que te tengan visto y arreglar, pero es una responsabilidad de dar todo lo que ellos van a querer de vos. Entrenamiento duro, rendir en los partidos los minutos que te toquen. Siempre hay que estar para sumar.
LR: Pienso que son muy inteligentes en el armado de los equipos. Es mucho más fácil cuando hay muchos jugadores que están en el grupo hace un tiempo. Mantienen una base de jugadores nacionales muy buenos y sacan pibes de las Inferiores, como Campazzo y Giorgetti, o miran jugadores jóvenes que andan bien en el TNA como para darles la oportunidad. Me parece que es acertado, porque al equipo hay que ir renovándolo.
Si bien para ustedes es una responsabilidad muy grande, los que han pasado dicen que es fácil ensamblarse.
FP: Sí. Con la calidad de jugadores que tenés al lado es muy difícil jugar mal. Pero también hay que rendir todos los días. El grupo es muy bueno, te acoplás bárbaro. En esa semana que entrené con ellos la pasé muy bien y los vi unidos. Esa es la clave para lograr todo lo que lograron. Está formado por una base increíble, son tremendos.
En la parte deportiva y humana, ¿con qué se van a conformar cuando termine la temporada?
LR: Salir campeón, porque no hay gloria más grande que esa para un deportista. Eso es un desafío. Es lindo, se disfruta y nadie te lo regala. Tenés que trabajar y ganártelo. Ojalá que podamos levantar la Copa otra vez. También hay mucha competencia internacional y estaría bueno hacer un buen papel. Y en lo personal, me gustaría llevarme cosas buenas de la gente y de los compañeros, como en todos los lugares que estuve. Eso es lo que también te deja el básquet. Los asados, los recuerdos y el cariño de la gente.
FP: Coincido. El afecto de la ciudad es muy lindo. Quiero llevarme lindos recuerdos. Pero lo mejor sería salir campeón. Todavía no tuve esa suerte. Y en lo personal, quiero aprender mucho de este equipo. Es un buen lugar para aprender muchas cosas.
Entrevista: Bernardo Rolón – Diario El Atlántico