Superclásico de Navidad

En el último partido del año, por la octava fecha de la segunda fase de la Liga Nacional de Básquet, el Polideportivo Islas Malvinas de Mar del Plata se vistió de gala. La alegría fue para Peñarol, que se impuso a su eterno rival por 73 a 62. Las figuras del encuentro fueron Manu Locatelli, […]

En el último partido del año, por la octava fecha de la segunda fase de la Liga Nacional de Básquet, el Polideportivo Islas Malvinas de Mar del Plata se vistió de gala. La alegría fue para Peñarol, que se impuso a su eterno rival por 73 a 62. Las figuras del encuentro fueron Manu Locatelli, con 17 puntos (varios de ellos fundamentales) y Marcos Mata, 14 puntos, 3 asistencias y la impresionante marca de 14 rebotes. También se destacaron Maximiliano Maciel con 13 puntos (3-6 en triples) y Tato Rodríguez, con 19 puntos (goleador del encuentro). Este resultado deja al Milrayitas encima del Cervecero en la tabla de posiciones. Oscar Sánchez y sus dirigidos pasaran unas Fiestas menos felices.

Quilmes venía con un presente olvidable: eliminado sin atenuantes del Super 8 y habiendo caído ante Obras con momentos de desconcierto y desazón. Peñarol, por su lado, también había caído en su primera presentación del torneo de mitad de temporada, pero con un papel algo más digno, y con el antecedente de una victoria ante su nuevo némesis, Boca Juniors.

El Superclásico los encontró con sólo media unidad de diferencia a favor del Cervecero, que tenía récord negativo en la segunda fase (3-4). Peñarol, a pesar de no haber encontrado todavía un patrón de juego, pudo encaminarse como uno de los equipos de mejor performance (5-2 hasta aquí, junto a Libertad, El Nacional y Atenas).

Así las cosas, se esperaba un encuentro trabado, intenso y desprolijo. Y los actores no defraudaron las expectativas. En el primer cuarto no pudieron sacarse ventajas. Los árbitros dejaron desarrollar un juego físico, que iría acrecentándose a lo largo del partido, y las pérdidas se destacaron en los dos equipos. Fueron decisivas las tres faltas cobradas a Jason Osborne, que quedó relegado hasta el último parcial.

En el segundo chico la paridad pareció romperse. Peñarol obtuvo una luz de 11 puntos, pero en pocos minutos dilapidó lo conseguido y llegó al final del primer tiempo sólo con un doble de diferencia (37-35) gracias a un prodigio de Mata en las alturas.

En el tercer cuarto se vio lo peor del Cervecero, que marcó sólo 7 puntos. Llegaron a los 30 minutos con 14 puntos de separación.

El período final fue aún más friccionado que los anteriores, y Quilmes sacó provecho de la situación. Pero el resultado nunca estuvo en peligro gracias a la enjundia del «Canario» Locatelli, a quien no le tembló la mano para definir el encuentro desde más allá de los 6,25m.

La inyección anímica que significa el triunfo seguramente servirá de mucho para la vuelta a la actividad luego del receso. Jugadores y cuerpo técnico del ganador se manifestaron satisfechos con el logro conseguido, sin dejar de considerar que ahora les espera la parte más exigente de la
competencia. A los perdedores se les ha sumado una preocupación más a las muchas que vienen arrastrando. Es que más allá del resultado, soplan vientos de cambio en los dos representativos. Peñarol ya se desprendió de Cedric Moodie y Quilmes probablemente haga lo propio con Antwon Hall. Hallar refuerzos extranjeros rendidores y adaptables es, sin duda, la asignatura pendiente más notoria de los dos entrenadores de más alto perfil de nuestra Liga Nacional.


La familia Romano mirando el clásico.


Sergio Hernández a segundos del inicio del juego.


Pedro Calderón, ex Peña y Quilmes, en la cancha.


El colorido en las tribunas.


Festejo final.

Fotos: Marcelo D. Schleider www.infoliga.com.ar