Por primera vez, la dirigencia de Gimnasia decidió rendirle un homenaje al equipo de Liga Nacional, luego de haber jugado una extraordinaria temporada. No había sucedido nunca, ni siquiera con los campeones del 2006. No fue por terminar la Liga en la 6ta posición general. De hecho Gimnasia había disputado cuartos de final en dos temporadas previas también. Hay grandes planteles que todavía se recuerdan. Pero éste tuvo algo especial y la gente así lo entendió.
En un deporte en donde lo económico es determinante al momento de conformar un plantel y de resolver una temporada, estos jugadores unidos demostraron que el corazón no se negocia. Con tres lesionados que no pudieron jugar, con titulares exprimiendo su físico en cantidad de minutos, juveniles haciéndose cargo de la situación y americanos jugando como hijos de la cantera, contra la costumbre del “no money, no play” y la urgencia que la mayoría de los extranjeros demuestra en sus equipos para terminar rápidamente los play off. Así lo entendió el verdadero hincha mens sana que concurrió a la cancha para dar un buen ejemplo: aplaudir el esfuerzo y no una victoria.
Anoche, los jugadores tuvieron su despedida ante su público. Con la locución del periodista Marcelo Schesterfeld, fiel relator de Gimnasia Indalo en todas las canchas, se fue presentando a cada uno de los jugadores que formaron parte de la plantilla en esta Liga 2013-2014. Sólo faltaron los juveniles Tomás Mussoto y Octavio Iñiguez, además de la ausencia de Pablo Orlietti quien ya había viajado a Córdoba para operarse del quiste en la columna. Hubo aplausos para todos, cánticos para los más representativos y ovación para la gran figura de la temporada: Samuel Clancy. Cada uno tuvo la posibilidad de tomar el micrófono y saludar a la gente. La otra ovación se la llevó el histórico utilero de la Liga Nacional, Nolberto “Cifu” Cifuentes.
Después llegó el turno de divertirse. Cada jugador sacó un número para que una persona sorteada baje de la tribuna a jugar contra él en un uno contra uno de tiros desde la línea de simples. Grandes y chicos, mujeres y varones compitieron para ganarse la camiseta de su jugador contrincante. Después llegaría el momento libre para que todos pudieran sacarse fotos y pedirle autógrafos a sus ídolos.
Para cerrar, después de la foto grupal, sonaron los “Gavilanes Rock”, un trío de hermanos del B° Stella Maris con un gran futuro por delante. En batería Isaías Rey (11 años), en guitarra y voz Gabriel Rey (14 años) y en bajo Matías Rey (18 años), dieron un gran ejemplo para todos los chicos expresándose de una manera sana.
Fue una fiesta completa que tanto el público como los jugadores merecían. La huella de un grupo que quedará en el recuerdo por algo más que un puñado de victorias, algo aún más valorable de un título, que es la entrega por la camiseta que la gente ama.
Informe: Lucía Fueyo – Prensa Gimnasia de Comodoro