El base juvenil de 18 de años de Peñarol, Facundo Campazzo, fue entrevistado por el equipo de Planeta Naranja e hizo un repaso de lo que fue esta temporada. Tampoco se dejó de lado la vida personal el oriundo de Córdoba Capital. Una charla imperdible con uno de los chicos con más futuro del “Milrayitas”.
¿Cómo fueron tus inicios en el básquet?
Empecé a los 5 años en Municipal de Córdoba y estuve en mi provincia hasta los 15, cuando cumplí los 16 ya vine a jugar a Peñarol.
¿Cómo llegaste a Peñarol?
Vine con mi club, Unión Eléctrica, a jugar al Américo Gutiérrez un cuadrangular contra Peñarol, Matienzo de Córdoba y Ben Hur de Rafaela. Al equipo no le fue bien porque quedamos afuera pero en lo personal hice un buen torneo y dejé una buena impresión.
Cuando terminó la temporada me llamó Osvaldo (Echeverría) y en el verano me vine a probar con otro compañero de Unión Eléctrica. Fueron muy duras las pruebas, porque es un técnico exigente y esos días eran de mucho calor. Cuando terminaron pensé que me volvía a Córdoba. Tuvimos una reunión con Osvaldo, nos preguntó a mi compañero y a mí si estábamos dispuestos a volver, por suerte me llamaron y acá estoy.
¿Qué te dejaron como experiencia tus dos primeros clubes?
Lo que más me marcaron fueron mis técnicos, porque en Municipal no la pasaba una, después en Unión Eléctrica me empezaron a retar y empecé a pasarla más. Traté de recordar todo lo que me habían enseñado para poder pasar las pruebas que hizo Osvaldo.
¿Tenías una idea de lo que era Mar del Plata y en especial Peñarol antes de venir?
Me dieron una básica idea de cómo eran las cosas, pero la verdad que fue más de lo que esperaba. Tuve que charlarlo antes con mi mamá para poder venir, pero me terminó de decidir lo que me dijeron que el club era muy familiar, que me iba a sentir como en mi casa y me iba a adaptar rápido. También obviamente por los clásicos, como lo vive la gente.
Lo que no me gustaba era defender y acá si lo hacen mucho más, pero me tuve que adaptar igual. Osvaldo hace mucho hincapié en la defensa y en Córdoba entrenábamos 3 veces por día y eran todas jugadas de ataque. En lo basquetbolístico fue un cambio muy grande, fue duro, pero a la larga lo que te hace ganar partidos en la defensa.
¿Fue difícil la decisión de dejar Córdoba para seguir tu vida en Mar del Plata?
Si, fue difícil, porque antes lo era y sigo siendo muy familiero, me costaba mucho dejar a mi familia, pero si quería seguir con el básquet tenía que seguir progresando. Mi mamá puso el gancho y pude venir, por suerte me adapté rapidísimo a la ciudad y más con la gente que hay en Peñarol, la cual estoy agradecido.
¿Cómo es la relación con tu mamá?
Cuando vivía en Córdoba como era chico todas las decisiones las tomaba ella, ahora me llama todos los días por teléfono a ver como estoy, si necesito plata, típico de una mamá. Extraña, como extraño yo a veces, se pone melancólica, es de fácil llanto.
¿Por cuantos años tenés contrato con Peñarol?
Hasta que cumpla 23 años, todavía me quedan 5 años más en el club.
¿Tuviste la oportunidad de ir a jugar al básquet a otro país?
Si, cuando tenía 15 años mi representante me ofreció ir a Europa, pero era muy chico. Al principio me quería ir, pero ahora me doy cuenta de que hubiera sido un error, porque te perdés todas las oportunidades que hay acá, jugar la Liga Nacional te da mucha experiencia, entrenar con los jugadores que hay hoy en día. En ese momento podría haber ido a las Islas Canarias, pero preferí quedarme en Argentina.
Tenés un tatuaje en tu mano, ¿Qué significado tiene?
Las iniciales de mi hermano, MS y el número 99 significan los hermanos. No me animo a jugar con ese número porque es muy alto, prefiero el perfil bajo, el 7 o el 17.
¿Por qué usas la camiseta número 17?
Por gusto, primero quería la 7 (que usa en Liga Junior), pero ya la tenía Seba (Vega), así que solo le puse un 1 al número que me gusta.
¿Cómo te llevabas con los otros bases del equipo?
Muy bien, siempre que necesitaba ayuda estaban, tanto Pica (Picarelli) como Tato (Rodríguez), cada vez que entraba a la cancha me han aconsejado, en mínimos detalles como no gires con la pelota porque Figueroa te la roba de atrás, es una gran ayuda para entrar cómodo a la cancha. Cuando uno de los bases entraba y los otros que quedábamos afuera lo alentábamos, cuando no me salían las cosas me levantaban el ánimo, no había rivalidad entre nosotros, siempre pensábamos más en el equipo que en lo personal.
¿Que pasó uno de los partidos de Peñarol como local que te sacaron del banco de los suplentes?
Me quedé dormido y no fui a un entrenamiento. Me levanté a las 11, me quería matar, pido perdón de vuelta, nunca más lo voy a hacer, 8 despertadores me pongo ahora para que no me vuelva a pasar, me cuesta mucho levantarme temprano. Ese día llegué y el Tulo (Rivero) me dijo que no me iba a cambiar, de ahí en más entrené más duro para demostrar que podía volver a estar.
¿Qué regalo particular te hizo un compañero del equipo en las últimas semanas?
Hace algunos días fui al departamento de Byron (Johnson), el cual estaba ordenado, sólo algunos de los 72 pares de zapatillas que tiene estaban desparramados y me regaló ropa, siempre lo hace con los juveniles y me preguntó si quería un calo ventor y lo acepté.
¿Con quién te tocó compartir habitación en los diferentes viajes?
Con Picarelli, con “Tato” y con Guidolín (utilero de Peñarol). En el último viaje en la Final contra Atenas estuve con Guidolín, una gran persona, también me ha aconsejado mucho. Me enseñó como tirarles la ropa a los jugadores, yo lo ayudo.
¿Cómo fue jugar una Final de Liga Nacional?
Fue una experiencia bárbara, nunca pensé que iba a jugar una Final el primer año de Liga, muy lindo jugar con 9000 personas a favor, alentando los 40 minutos. A veces decís que es lindo jugar con público en contra pero es difícil, jugar en el Orfeo con 10000 personas, todas insultándote, pero es experiencia que voy adquiriendo.
Además la jugaste en tu provincia natal…
Si, por jugar en Córdoba tuvo un gustito especial, más porque fue contra Atenas, que mucho no me gusta, fue mi familia a verme, que ya es toda de Peñarol, fue muy lindo todo.
¿Cómo fue esta temporada para vos a nivel personal?
Personalmente fue positiva, empecé entrenando con los juveniles, después con el plantel profesional, lo que no me imaginaba era que tuviera minutos y menos en las Semifinales y la Final, eso me tomó por sorpresa pero intenté hacer las cosas lo mejor posible.
¿Cómo considerás que es tu juego?
No me considero un base pasivo, trato de correr la cancha, defender, hacer jugar al equipo. En los juveniles me gusta tirar, pero también puedo correr si se necesita o estar tranquilo, cuidar la bola, depende la necesidad del equipo.
¿Cómo fue la experiencia de estar en los entrenamientos de la Selección Argentina U19?
Los entrenamientos fueron bárbaros, me di cuenta de que tengo que mejorar más, entrenar duro, fue una lástima que no pudiera estar dentro de los 12. Competía contra el “Lobito” Fernández, contra Cortés de Obras y Laprovíttola de Lanús, son 3 bases espectaculares, con mucho talento así que estaba difícil. Lamentablemente Facu (Varela) no pudo seguir y ahora estamos todos rogando porque Leo (Cañete) pueda estar en el equipo y tener la oportunidad de jugar un Mundial.
¿Cuál es tu reflejo, en quién te fijás en tu posición?
Hoy en día en “Tato”, trató de sacarle las cosas buenas que tiene él, es un muy buen base, sabe leer el juego, puede jugar en el poste bajo bastante bien, también trato de fijarme como es fuera de la cancha, su comportamiento, su educación, hoy es mi referente.
Entrevista: Lucas Currá – Planeta Naranja