En principio estamos de acuerdo y apoyamos plenamente la tarea que vienen desarrollando los jugadores emblemáticos de nuestro deporte.
Ellos son el producto de la extensa historia del Básquetbol Argentino, y si hay algo que los entrenadores tenemos en claro, es que el producto se mide por los jugadores que generamos.
La historia de nuestro básquetbol es inmensamente rica y trascendente, ya que en principio fuimos uno de los 8 países fundadores de FIBA que fue en 1932, Argentina, Checoslovaquia, Grecia, Italia, Lituania, Portugal, Rumania y Suiza (a solo 20 años de haber arribado el básquetbol a la Argentina). Posteriormente realizamos el primer Campeonato Mundial en 1950 y al margen de otras incidencias de carácter internacional, logramos a través de de la Generación Dorada un Sub Campeonato Mundial y el impresionante “Campeón Olímpico” coronando los progresos y esfuerzos hechos por los componentes de éste deporte.
Consideramos que es hora de actuar y no demorar. El tiempo perdido ya pasó, ahora se debe buscar el mal y erradicarlo como se hace a una enfermedad severa y posiblemente terminal.
Los mecanismos no están en ellos mismos. Nosotros tampoco tenemos el poder de hacerlo. Pero si el deporte no reacciona ante este tipo de iniciativas en pos de dejar un futuro mejor, es como no tener la capacidad funcional necesaria, nos sentimos jóvenes pero actuamos como decrépitos.
No sabemos las consecuencias de este tipo de medidas. Pero eso no debe importar demasiado. Como suele ocurrir en nuestros tiempos muertos, tomamos un camino que siempre puede ser cuestionado, a veces hay que pagar precios para lograr la claridad necesaria que permita mayor facilidad en la búsqueda del logro, en este caso, de la generaciones venideras.
Asociación de Entrenadores de Básquetbol de la República Argentina