Puerto Rico: Día 1 y 2

El primer día en la Isla no fue el mejor, deportivamente hablando. El debut de la Selección dejó un sabor más que amargo, eso ya es conocido por todos así que no vale la pena extenderse. Hasta ayer pensaba que no existía peor transporte público que en la Argentina, pero estaba equivocado. Definitivamente el de […]


El primer día en la Isla no fue el mejor, deportivamente hablando. El debut de la Selección dejó un sabor más que amargo, eso ya es conocido por todos así que no vale la pena extenderse. Hasta ayer pensaba que no existía peor transporte público que en la Argentina, pero estaba equivocado. Definitivamente el de San Juan es totalmente peor, coger una guaga es una cuestión azarosa. Si bien el cartel de la parada indicaba que la frecuencia del B21 era cada 20 minutos, esperamos más de 50, al rayo del sol, y nunca apareció.


El despertador sonó a las 9 pero recién una hora más tarde bajamos al desayuno. Tostadas, manteca, mermelada, donas, leche, café, jugo, frutas. Bastante completo. Charlamos un rato con unos colegas venezolanos sobre el juego del debut y subimos. La mucama revoloteaba cerca nuestro y nos pidió pasar para hacer la pieza. No tuvimos otra opción que evacuar e irnos a la playa.

Cruzamos la avenida Ashford, la principal de Condado, y pisamos la fina arena. Acá el Atlántico es bien turquesa y tibiecito, aunque un poco picado. Chapuzón de rigor y vuelta al hotel. Tras un breve descanso me pegué una ducha express para sacarme la sal y la arena.

Nos preparamos para ir al Coliseo en guagua. Fuimos hasta el poste donde estaba el cartel del B21 que era el que nos depositaría en el Mall Plaza las Américas, el más grande del Caribe, como dice su slogan, justito frente del estadio. La espera fue en vano, tras soportar unos 55 minutos de calor asfixiante, mientras se escuchaban las quejas de los locales que estaban en nuestra misma situación: “¡Por Dios! Que venga la maldita guagua”, mi compañero de ruta, Daniel Serorena, decidió acertadísimamente tomar un taxi.

Del partido no voy a hacer comentario alguno.Finalizado todo, nos volvimos masticando bronca y un tanto preocupados. Hambrientos, fuimos a comer una pizza de peperoni a Danny´s International House. Bastante aceptable la comida y los precios. Volviendo para El Canario, a la pasadita, levantamos un helado en Walgreens de cookies and cream. Definitivamente no es recomendable tomar helado sin cucharita.

El jueves, como Argentina no jugaba, desayunamos más tarde y, de porfiados que somos nomás, fuimos hasta la puerta del Hotel La Concha a coger la guaga en dirección a Old San Juan (ciudad vieja). Esta vez fuimos menos tolerantes. Luego de 20 minutos de espera nos tentó un simpático tachero que pasó frente a nosotros y nos ofreció el viaje a un precio accesible, cómodos, rápido y con aire acondicionado. Segundo intento fallido.

Recorrimos el Fuerte San Felipe del Morro, construido en el Siglo XVI en el extremo Norte de la Isla para defenderse de los ataques marítimos, y caminamos por algunas cellecitas de la zona.

Para volver nos subimos al trolebus, ya no estabamos para patear más bajo el sol del mediodía. Me comí un tuna footlong en Subway y preguntamos en un kioskito de info turística cómo hacer para coger la guagua y no morir en el intento. Por suerte estábamos a 150 metros de la terminal de donde parten todos los servicios hacia la ciudad.

La tercera es la vencida. Encontramos el B21, subimos e intentamos pagarle al chofer con billetes, nos dijo que sólo se puede con monedas, el viaje cuesta 75 cents por persona. «No me alcanza», le dije. Sin ningún tipo de preocupación y con total amabilidad y simpatía me dijo, «pon lo que tengas». Con cara de asombro, junté todas las moneditas que había en mi bolsillo, unos 45 cents, y los tiré por el agujero del monedero. ¡Por fin pudimos coger la guagua!.

A media tarde nos fuimos a espiar a Brasil, directamente en taxi, le dio una paliza a Venezuela. Sí, el mismo equipo que nos vapuleó en el debut, cosas del básquet. Mientras jugaba Puelto Lico en el último turno y adelantábamos trabajo en la sala de prensa se nos acercó a charlar Elliot Castro, jefe de prensa del torneo. Todo un personaje el Boricua, nos contó alguna de sus tantas anécdotas que ha vivido hasta que emprendimos la retirada.

Repetimos lo de la noche anterior, Danny´s, esta vez fue una milanga napolitana gigante que costó terminarla, salió con fritas. Cookies and cream del super, con cucharita, y a dormir.

Marcelo Demián Schleider – enviado especial a Puerto Rico