Argentina no pudo quebrar a Brasil en su mejor momento y terminó cayendo en suplementario por 67 a 61. El equipo de Sergio Hernández jugó un buen partido pero no tuvo respuestas ofensivas en el momento decisivo (apenas dos puntos en todo el OT) y eso lo terminó liquidando. Los próximos amistosos serán el 14 y 15, en el Cuatro Naciones de Tecnópolis. Esta misma noche el plantel retorna al país.
Esta vez, la Selección arrancó mejor que ante Uruguay. O al menos con mayor intensidad. Y si bien le costó mucho en ataque, controló al local a partir de su defensa. En esa disyuntiva se movió durante casi todo el primer cuarto (poco aporte del perímetro), hasta que apareció Scola y absorbió el dilema. Se adueñó del ataque (14 puntos y siete rebotes en el PT) y destrabó la falta de efectividad de los externos. Por él (y sólo por él), Brasil se fue al descanso con diferencia de apenas dos (33 a 31).
Ya en el complemento, Argentina mejoró su imagen y con pasajes interesantes tomó la ventaja en el trámite. Argumentó su crecimiento en la defensa, sobre todo, y en la evolución de Laprovittola, de mal inicio pero valioso repunte. Y llegó a sacar una máxima de siete (48 a 35 a falta de 146). Máxima que se esfumó por la previsible reacción de los de Magnano, que aceleraron de cara al cierre y recuperaron la paridad, aún sin un buen rendimiento colectivo.
El desenlace fue desprolijo e incierto. Tanto a uno como a otro les costó errores anotar (salvo por un muy buen ratito de Campazzo) y terminaron dependiendo de sus figuras. Argentina de Nocioni y Scola; Brasil de Marquinhos. Por eso tampoco sorprendió mucho el tiempo suplementario (Chapu tuvo la última con un tiro en soledad, pero falló). Estaba para cualquiera en el final. Y fue para Brasil. La Selección se quedó absolutamente seca en ataque y apenas convirtió un doble en todo el suplementario. Eso generó primero ansiedad y luego desesperación. Y en un partido de detalles, lo terminó ganando el más paciente.
Crónica: Prensa CABB