“Soy un hombre bastante tranquilo y muy exigente, empezando por mí mismo. Pero, a veces, la cara que tengo no se corresponde muy bien con lo que hay detrás. Creo que en primera instancia tengo una imagen un poco dura, pero si tienen la posibilidad de arañar un poquito sabrán que esta cara no es lo que parece”, explica.
“No se hagan problema, todo lo que me ofrezcan me queda bien”, bromea cuando elige el buzo negro por sobre la campera amarilla para usar ante las cámaras. Al momento de probar sonido, sus chistes continúan: “que pare ya de llover. ¿Quieres más? ¿Un poquito más de lluvia o de audio?”.
Ese es el costado distendido de Poch, nacido en Córdoba, España, el 20 de julio de 1963, casado con Olga (también entrenadora de básquetbol) y padre de Axel (19), Mara (17) y Jan (14) y poseedor de 30 años de trayectoria, con pasos por Tenerife, Girona, Alicante, Granada, Estudiantes de Madrid y Fuenlabrada. Se define como una persona muy familiera y lamenta no tener a todos sus seres queridos junto a él en esta etapa, como sí ocurrió la última temporada en Japón, cuando estuvo al frente de Mitsubishi Diamond Dolphins.
A la vez, se muestra entusiasmado por estar por primera vez en Argentina y por tener la chance de conocer a fondo el país. Y luego de reflejar su pasión por la música (“aquí creo que somos rock, aunque yo soy un poco más jazz. Pero me adaptaré”) y la cocina (“en Japón mejoré mis capacidades para hacer sushi”), se sumerge de lleno en el tema Obras Basket.
-¿Qué pudo conocer del mundo Obras en estas pocas horas?
-Son horas intensas para recabar toda la información necesaria y tener las primeras reuniones con las distintas partes del equipo. Cuando llego a un sitio nuevo, pienso que lo más importante es conocer la personalidad del club.
-Imagino que haberse bajado del avión y tener un asado para conocer a todas las personas habrá sido diferente a modo de ingreso.
-Sí, son síntomas de que en la organización hay voluntad de acoger. La percepción de un sentimiento no la encuentras en todos los lugares. Yo vengo de Japón, y la sensación es totalmente distinta. Allí, la emotividad no es algo en lo que se destaquen. Por eso el contraste es importante.
-¿Qué puede contar de esa última experiencia?
-Lo de Japón fue más una experiencia personal que deportiva. El nivel de competencia no está a la altura de ligas importantes como la ACB o la argentina. De todas maneras, fue algo enriquecedor para mí y mi familia.
-¿Por qué eligió Obras?
-El hecho de que tantos jugadores argentinos hayan pasado por España y que yo mismo he podido entrenar en distintos equipos genera una conexión. A partir de que salió la posibilidad de Obras, toda la información que pude conseguir fue positiva. Es un club que está inmerso en un proyecto interesante, de mejora y crecimiento y apoyado en la formación de jugadores jóvenes.
-¿El tema de la formación genera una empatía importante entre usted y el club?
-Soy un entrenador formado desde minibásquet. Haber tenido la suerte de haber vivido en Badalona desde muy joven me sumergió en un estilo de formación de entrenadores muy determinado. Pasas por todas las categorías y desde el principio tienes asumida la necesidad de trabajar con la gente joven. Por otra parte, mi familia es de baloncesto. Mi mujer tiene relación con este deporte y todavía entrena en categorías de formación en Girona, donde vivimos. Y mis tres hijos también juegan. Así que el baloncesto de formación es algo que me preocupa especialmente.
-¿Qué conoce del plantel de Obras?
-Creo que hay un grupo interesante. Tuve la posibilidad de ver varios partidos de la temporada pasada. Estos jugadores atesoran mucho potencial. Es verdad que es un grupo relativamente joven, pero la mayoría está en un momento muy interesante de su carrera, dentro de diferentes parámetros de edad. Esto le da a cada uno de ellos un reto personal y un objetivo de mejora. Vamos a intentar ayudarlos a que den su mejor baloncesto y progresen. Si lo conseguimos, estaremos haciendo que el equipo sea mejor”.
-¿Cómo juegan sus equipos? ¿Cuál es el estilo?
-(Se ríe) No me gusta demasiado el entrenador que impone una manera de ser en el equipo, y que eso no se pueda cambiar. Creo que una de las principales virtudes de un entrenador debe ser la adaptabilidad y ver, en cada sitio, cuál es la personalidad del club que va a entrenar y cuáles son las características de los jugadores. No siempre puedes construir tus grupos. En este caso llegué a un equipo que está prácticamente completo. Puede parecer una simpleza, pero me gusta que mis equipos jueguen como verdaderos equipos, que haya generosidad a la hora de compartir el balón en ataque y respeto a las normas en la estructura defensiva, tanto estrictas como de esfuerzo. Ojalá que ese sacrificio defensivo se transfiera a un juego de contraataque. Me gustan los jugadores completos y técnicos, y creo que esas son características que en general el jugador argentino tiene.
-¿Qué significa tener un cuerpo técnico conformado por gente que ya estaba en el club? ¿Cuál es su percepción?
-Estoy acostumbrado a trabajar siempre con la gente que está en las organizaciones a las que llego. Es una buena pista de aterrizaje para facilitar mi integración. Toda la información que ya me están facilitando para mí es fundamental. Necesito lo antes posible ser parte de Obras, no hacer que todo Obras se adapte a mí. Ellos van a ser de mucha ayuda para eso.
-¿Qué conoce de la Liga Nacional?
-Por más cosas que queramos decir, los entrenadores no conocemos de manera exhaustiva como son el resto de las competiciones. Pero en este caso tengo algo de ayuda por todos los jugadores que juegan y jugaron en España. Ellos son un punto de referencia.
-¿Cuál es su objetivo al frente de Obras?
-He venido a trabajar y a aportar todo lo que pueda. Me obsesiona ayudar a los jugadores a ser mejores. Todos debemos volcarnos a eso para conseguirlo. Ese será nuestro éxito por encima de los resultados. Si lo logramos, nos podremos sentir satisfechos.
Comenzó la pretemporada
El plantel de Obras Basket, ya bajo las órdenes del español Trifón Poch, arrancó esta mañana la pretemporada con un turno largo de trabajo, que incluyó físico y básquetbol.
Los que por ahora no estarán son los argentinos Selem Safar y Marcos Delía y los uruguayos Mauricio Aguiar y Bruno Fitipaldo, afectados por sus selecciones nacionales de cara al Preolímpico de México.
Entrevista: Emilio Hamilton – Prensa Obras