Remó y remó pero no llegó a la orilla. La tuvo ahí, a una brazada de la costa, pero no pudo: Instituto remontó una desventaja de 11 puntos en el último cuarto (66-77) y, pese a igualar en 80 y en 82, cayó en casa frente a Regatas Corrientes 90-87, en un juego que pudo irse al suplementario si el bombazo final de Bruna no mordía el aro y salía.
La primera mitad fue un subibaja de sensaciones y al final prevaleció la impotencia de la Gloria, que no pudo parar el goleo de la visita y recibió 52 puntos.
El local había arrancado arriba (8-2) con el aporte de Cowan y Bruna, pero quedó abajo rápidamente (8-9). De todos modos, con un poco de vértigo y mucho de voltaje anímico, lo dio vuelta por conversiones de Cowan y Giddens y una linda penetración de Mansilla (20-18). Después se cambiaron la delantera en el marcador: el dúo Martínez-Ruiz puso al frente a Regatas (23-20) y un par de jugadas brillantes de Giddens volvieron a darle ventaja al anfitrión (29-26).
Apoyado en Martínez (parece jugar en cámara lenta pero tiene el partido en la cabeza) y Scala (brutal puntería), Regatas fue una furia en el segundo segmento, haciendo pedazos la defensa zonal del local: metió 34 puntos en el cuarto y se fue al descanso 52-45.
Buena parte de la segunda mitad repitió una misma imagen: la visita siempre arriba pero más lejos en lo visual que en el marcador. La ventaja de nueve salió fotocopiada con un triplazo de Scala (60-51), cinco puntos al hilo de Calderón (66-57) y una volcada de Ruiz (68-59).
Instituto no se frustró ni siquiera cuando el paraguayo Martínez utilizó todas sus mañas para sacar 11 de diferencia (77-66). La Gloria mostró gran actitud defensiva, recortó con cinco puntos de Mansilla (75-77) y lo igualó con un triple de Martina (80-80).
En un cierre ajustado con calzador, que además se estiró como chicle, Calderón falló un libre clave para liquidarlo (86-83). Después, ninguno pifió en el uno y uno, y todo se definió en la última. Con 4s8/10, Instituto se jugó la heroica y el triple que intentó Bruna rebotó en el aro y dejó a la Gloria con las manos vacías.