El experimentado comodorense Gabriel Eduardo Cocha puso fin en los últimos días a su carrera como basquetbolista profesional. Ahora, el ex campeón con Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia en la Liga Nacional 2005-2006 tiene un nuevo proyecto. Es coaching personalizado y su nuevo desafío lo ejerce en Capital Federal.
Luego de jugar 23 temporadas en el círculo máximo del básquetbol argentino, Cocha decidió ponerle fin a una extensa carrera donde también tuvo activa participación en diferentes seleccionados argentinos, ya sea de Cadetes, Juvenil, Sub 23 y hasta de mayores.
El ahora ex basquetbolista de 1,94 metros de estatura y 39 años, se inició en Federación Deportiva, club que se encuentra emplazado en el barrio General Mosconi. Su debut en la Liga Nacional fue jugando para San Andrés de Capital Federal, frente a Olimpo de Bahía Blanca el 27 de marzo de 1988.
El “gran capitán” lució la camiseta de Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia por nueve temporadas, y cuando todo el mundo pensaba que podía terminar su fructífera carrera en el “mens sana”, Cocha lo hizo lejos de su tierra que lo vio nacer, jugando para Ciclista Olímpico de La Banda, Santiago del Estero.
Las otras camisetas que lució Cocha en la Liga Nacional fueron Regatas de San Nicolás, Boca Juniors, Belgrano de San Nicolás, y Obras Sanitarias, club donde precisamente sumó sus 10.000 puntos en el torneo superior.
“Básicamente porque siempre es un conjunto de cosas. En un principio, lo que me pasó fue que el año pasado, cuando me fui a jugar a Santiago del Estero (Ciclista Olímpico) me fui solo y la verdad que afectivamente no la pasé bien. Me adapté, jugué, gané, perdí, pero afectivamente me hizo muy mal porque no estuve con mis hijos, mi familia. Entonces es como que me faltó algo”, confesó.
“Al inicio de esta temporada, decidí jugar en los equipos de Buenos Aires, y el único lugar que me movería y si existiera alguna posibilidad, era en Comodoro, porque iba a ser mi último año y por todo lo que eso representaba. Como no se dio, traté de esperar algún ‘corte’, algún reemplazo. Mientras esperaba, había algo que me decía que no tenía que estirar una agonía, que no lo tenía que tomar como algo dramático, sino como algo normal, y simplemente tomé la decisión”, afirmó el ahora retirado basquetbolista de 39 años.
“Pasé por distintas situaciones, tuve mis malos días, como cuando uno toma decisiones de cualquier tipo, y empecé a mantenerme ocupado, a hacer cosas, para no sentir nostalgia del juego. Ahora estoy contento porque también fui a ver muchos partidos que yo pensé que me iban a devolver algo sobre la decisión que había tomado, pero la verdad que estoy bien, contento, y haciendo lo que quiero que es estar cerca de mis nenes, batallando todos los días con lo que eso significa”, resaltó.
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Ahora, Gaby debe luchar contra la nostalgia. “Me dijeron que me mantenga ocupado para no me venga la nostalgia. Entonces, empecé a reflotar proyectos y actualmente estoy dando seminarios sobre trabajo en equipo, algo que se busca mucho y que es bastante necesario, sobre todo para las empresas. Apunto a los paralelismos entre una empresa y un equipo deportivo. Es algo que se hace mucho en Europa, que lo hace Valdano y otras celebridades del deporte mundial”, afirmó en diálogo con Diario Patagónico.
También tiene la idea firme de hacer docencia dentro del básquetbol y poner una academia. “Mi objetivo es poner una academia y, de alguna manera, poder incorporar el básquet serbio en Argentina, que tiene que ver con jugar, tener la competitividad en el club, darle bola al profesor que te enseña, pero después cruzar la calle e ir a la academia a aprender fundamentos, que es algo más que necesario y que te soluciona muchísimas cosas dentro de la cancha”, enfatizó.
Mientras tanto, planea darse un gran gusto en su futuro más próximo. “Voy a viajar el 16 de febrero, junto con un grupo, para ver NBA y conocerlo a ‘Manu’ Ginóbili en persona. Es algo que hacía rato quería hacer, y con el visto bueno de ‘Manu’ me animé a hacerlo. Es lo más inmediato que tengo y estoy muy entusiasmado”, admitió.
Informe: Diario El Patagónico