El Puma Alejandro Montecchia, que cumplió 39 años, admite que atraviesa un momento raro. Es asistente de Bahía Estudiantes, aunque asegura que no será técnico. «Cuando jugaba sabía cuál era el camino. Ahora, no», dijo.
El alero del patio y el tereré sirve para apaciguar la calurosa tarde. Alejandro Montecchia aprovecha la jornada de descanso y se abre. Cuenta lo que está viviendo como asistente de Weber Bahía Estudiantes, en la Liga Nacional de Básquetbol. El ex campeón olímpico, que ayer cumplió 39 años, no recuerda haber festejado un cumpleaños.
«Lo bueno era el cordero al asador que hacía mi viejo», recuerda con algo de melancolía.
¿Quién no puede faltar en un cumpleaños o a quién extrañás si no está?
Puede ser mi vieja. Desde que no está cambió todo. Y para estas fechas, generalmente los amigos más cercanos siempre los tuve lejos. Por ejemplo, con Manu me tocó compartir fiestas en Reggio Calabria y ahora que estoy tranquilo él sigue.
¿El es «tú» amigo?
Tengo otros, pero con él viví cosas muy fuertes. Es una relación especial. A veces pasamos dos meses sin chatear y en un día nos ponemos al tanto de todo, pero como nos conocemos, él sabe que a veces me cuelgo y que puedo estar un mes sin abrir el messenger.
¿Quién es tu apoyo?
Si bien soy de hablar poco, creo que Marina (su mujer) es mi mayor apoyo. También, a mi viejo era de escucharlo mucho, lo que pasa que, en los últimos años está mal y ni quiere salir. Ese apoyo es como que no lo tengo más.
«Sé que no voy a ser entrenador»
¿En qué momento de la vida te encuentran los 39 años?
En un momento raro. No termino de acostumbrarme a no jugar. Ahora, estando en el equipo me acomodé un poquito, pero venía medio a la deriva.
¿Estás sintiendo haberte enfrascado en el básquet durante gran parte de tu vida y olvidando que había vida afuera?
Sí. Es más, extraño los días de partido, que eran perdidos para la familia, porque no existía. Ahora disfruto de no perder esos días, pero también extraño todo lo que genera un partido y mantener el instinto asesino, con ganas de mejorar, estando alerta y concentrado.
¿Te negás a reemplazar las zapatillas por el traje?
(Toma tereré y piensa) Yo todavía no me siento ex jugador.
¿Sabés hacerte el nudo de la corbata?
¡No! Me lo hicieron y quedó. No pienso aprender.
Llevás un tiempo sin jugar (17 de abril de 2009) y seguís sin asumir la condición de ex jugador. ¿Analizaste buscar ayuda en algún profesional?
Alguna vez se me cruzó por la cabeza, pero seriamente nunca me lo planteé.
¿Qué disfrutás en esta nueva función de asistente?
–¿La verdad? Disfruto muy poco en los partidos.
¿Por no poder estar adentro de la cancha?
Es un poco de todo. Siento lo mismo que cuando jugaba, pero estando afuera y sin tener en mis manos la solución. Sufro bastante.
¿Te molesta más la falta de actitud que un error táctico?
Sí, obvio. Si veo falta de actitud lo digo. A veces me molesta la comodidad y cuando el jugador regula.
¿Como jugador tampoco lo aceptabas?
No. Y nunca supe jugar regulando.
¿Es más fácil decirlo estando afuera o adentro?
Es más fácil de afuera.
¿No adentro, donde podías dar el ejemplo?
Es que siempre esperaba que lo dijera el entrenador. Igual no me callaba.
¿Tuviste entrenadores que evitaban estar mal con el jugador y no decían estas cosas?
Sí, tuve de todo tipo. Los que no querían meterse en problemas y los que se pasaban de rosca, no tenían tacto y generaban un malestar constante.
¿Ahora entendés más a los entrenadores?
Un poco. Pero los extremos siempre son malos. Tal vez con la maduración se mejora.
¿Sufrís más de lo que pensabas?
Sí, mucho. Sé que no voy a ser entrenador. No sé si siendo entrenador podría controlar todo lo que hablamos.
¡Qué extraño todo! Porque Pepe siempre te quiso en la organización de Bahía Estudiantes. Y estás cumpliendo una función en la que sabés que no tenés futuro. ¿Eso te tiene mal?
Sí, tal cual; es así.
¿Dentro de la organización te vez cumpliendo otra función?
No sé. Igual, mal no la estoy pasando. Además, con Jose (Pisani) y Mauro (Polla), a quienes no conocía, tengo una relación buenísima. Y el ambiente es ideal para desarrollar lo que te gusta. Tenés que preocuparte sólo por cumplir tu función.
¿Qué te gusta más dentro de tu función?
Me gusta tener el mismo trato con los jugadores que con el cuerpo técnico.
Bueno, el trabajo de asistente incluye ser el nexo entre ambas partes.
Es cierto.
¿Y qué situaciones te dan satisfacción?
Cuando veo resultados. Por ejemplo, el partido que jugó Mateo (Gaynor) con Obras creo que fue uno de los momentos más felices. Porque mostró mucho talento y si bien le falta mucho por mejorar, cuenta con potencial para ser gran jugador.
¿Notás por parte del jugador el respeto hacia tu figura?
Sí. Lo que pasa que trato de hablar de buenas maneras y no intimido.
¿Te comportabas igual como jugador?
Según la situación. También, tenés que saber con quién tratás, porque hay algunos a los que le decís las cosas fuerte y los enterrás cinco metros y otros a los que tenés que tratarlos así para despertarlos. Chapu (Nocioni), por ejemplo, siempre me dice que extraña mis insultos. Igual, volviendo a lo anterior, siento respeto, aunque ahora algunos me lo están faltando, je. Soy bastante jodón en los entrenamientos y los incito a competir.
Eso no falta.
Es que se trata de algo fundamental. Cada vez que me engancho a entrenar con ellos me pone mal, por ejemplo, que les de lo mismo ganar o no una serie de tiros. Entonces, trato de pincharlos con ese tema para que se motiven. Y el que más pica es Pepe, je.
¿Aprendiste algo en este tiempo que llevás como asistente?
De José y de Mauro aprendí cosas. Mauro trabaja muy bien. He tenido pocos asistentes que hicieran el trabajo como él.
«Me conformo con poder entrenar a la par del resto»
¿Qué debería suceder en todo este contexto para que volvieras a jugar?
No sé.
Olvidá que para vos poder jugar en este equipo tendrían que dar de baja a una ficha. ¿En tu cabeza está la posibilidad de jugar en algún momento?
Está, porque la sensación de jugar no la perdí. Ahora, me estoy metiendo en los entrenamientos y me divierto. Aunque una cosa es entrenar y otra jugar.
¿Cómo estás midiéndote con el resto?
Más o menos. Para jugar tendría que hacer una preparación intensa. Me conformo con poder entrenar a la par del resto. Creo que con eso me sentiría bien.
Pero ponerte bien y no jugar sería sacarle la frutilla al postre.
Sí, puede empujarme a querer jugar. En estos últimos entrenamientos que me sumé en ejercicios de contraataque sentí una felicidad enorme.
¿Esta incertidumbre te impide sentirte a pleno?
Es así, tal cual. Cuando jugaba sabía cuál era el camino. Ahora, no.
Le resultó chocante la presencia de Milanesio
¿Tenés sentido de pertenencia en el equipo?
Ehhh… Sí, aunque tengo que encontrar la manera de poder dar más.
¿Te esforzás para eso?
Tal vez tendría que esforzarme más.
El tema es que sin objetivos claros se hace más difícil.
Seguro. Pero bueno, tal vez entrenando con el equipo puedo dar más. Y, a la vez, me suelto más que afuera para decir las cosas mientras estoy jugando.
Bueno, tal vez patentás un puesto nuevo que pueden ocupar los jugadores recién retirados, je. A propósito, ¿te gustaría ocupar un puesto en la Selección, algo similar a lo que hizo Milanesio en el Mundial?
Sí, me encantaría. También creo que lo de Milanesio no fue decisión de Oveja; me resultó chocante.
¿Por qué?
No sé cuál habrá sido el arreglo.
¿Igual considerás que puede ser positiva la presencia de un ex jugador dentro del plantel?
Sí. Aunque no sé cuál habrá sido la función de Milanesio.
Bueno, se puede ir colgando la bandera: «Lamas, Montecchia es argentino».
Sí, je. Con Julio siempre tuve una buena relación y él sabrá qué hacer. Si me llama por teléfono, será bienvenido.
¿Lo ves a Pepe jugando otra vez en la Selección?
Por juego tranquilamente podría estar. Poniéndose bien, en el país nadie puede tocarlo. Y para jugar el Preolímpico, teniendo al lado a Manu, Chapu o Scola se haría todo mucho más fácil.
Alcemos imaginariamente la copa. ¿Por qué brindás?
Siempre hago un conjunto entre el cumpleaños y el año nuevo. Y más allá de todo lo que hablamos, en definitiva, el básquet tampoco es lo más importante. Pido por otras cuestiones que necesitan mejorar: me preocupa mucho cómo se han perdido los valores, y la falta de respeto que existe.
Instalado en la ciudad y viviendo más la realidad cotidiana del día a día, Alejandro Montecchia, con su característico perfil, habla poco, pero dice cosas. Ojalá encuentre respuesta a las preguntas que hoy en día él mismo se hace.
Entrevist: Fernando Rodríguez – Diario La Nueva Provincia