Los Tigres estuvieron desconocidos en el debut de local luego de la sólida actuación ante San Lorenzo en el partido inaugural. Y probablemente una de las causas entre uno y otro estuvo en su condición física. Mientras la formación de Guillermo Narvarte llegó con las piernas frescas al cotejo, los aurinegros venían de un fuerte desgaste físico a tan solo 48 horas. La otra falencia de los dirigidos por Sebastián Saborido estuvo en su puntería. Estuvieron muy erráticos, a tal punto que en la primera etapa no habían convertidos triples (0-11) y terminó con un raquítico 2/27, aunque tampoco hubo mucha suerte en los lanzamientos de 2. Esa ineficacia fue frustando a Libertad en la medida que transcurrieron los minutos, ante un rival que se fue agigantando, especialmente con la producción de sus extranjeros.
A Boca le alcanzó con poco para retirarse al descanso largo disfrutando de una docena de puntos arriba. Produjo escasas 30 unidades pero enfrente solo 18 y el segundo cuarto fue horrible para los dos protagonistas con un parcial 8-10, plagado de imprecisiones y maltratando el aro.
Pero en el tercer período, la visita hizo la diferencia. Mientras los Tigres seguían empantanados en la ofensiva, los xeneises encontraron las vías de gol en los dos morenos internos para empezar a despegar en un conteo que llegó a tocar una máxima de 25. El cubano Rivero Fernández (12) y Roquez Johnson (9) aportaron 21 unidades de las 29 con que azotaron a los dueños de casa que mejoraron en el ataque pero defeccionaron en su propio aro, a pesar de que Saborido intentó ponerle intensidad con una zona extendida en todo el campo de juego.
El local cerró el cuarto con una desventaja de 22 que sonaba a sentencia. Los últimos 10 minutos estuvieron demás. Boca ensanchó la grieta a 29 restando 6´para el final con un intratable Rivero que aportó otros 12 puntos, mientras los Tigres tiraron la toalla ante semejante adversidad.
Informe: Prensa Libertad