Atenas de Córdoba arrancó el armado de su plantel para la Liga Nacional 2011-2012 y ya le renovó a Bruno Lábaque, Miguel Gerlero, Juan Mnuel Rivero. Además, seguirían Diego Gerbaudo y Mariano Garcia y buscarán la continuidad de Lewis y Williams.
Si alguien le ofrecía el combo antes de empezar la temporada, Atenas agarraba viaje seguro: campeón del Súper 8 (con pasaje directo a la Liga Sudamericana), gran campaña en el torneo Interligas (quedó a un pasito de la final en Brasil) y, sobre todo, finalista de la Liga Nacional, edición 2010/’11 (con pasaporte a la Liga de las Américas).
Por el contexto previo, por no pagar locuras en un mercado de pases en el que se manejaban cifras altísimas (como había expresado su presidente Felipe Lábaque antes del inicio de la Liga) y por cómo se armó el equipo (cuerpo técnico debutante –con Sebastián González a la cabeza–, unos cuantos jugadores que saltaron desde el TNA y otros que no venían de grandes temporadas), el Griego firmaba el trato casi sin pensarlo.
Ahora, con la temporada 2010/’11 como parte de la historia, tal vez lo único que pueda achacársele sea la imagen deslucida en las tres finales que Peñarol le ganó por goleada. Del resto, en el balance general no hay nada por criticar. Todo lo contrario: habría que elogiar a un equipo que dio más que lo que se esperaba.
La renovación completa respecto de 2010/’11 sembraba incertidumbre. Para colmo, las cosas empezaron mal barajadas: arrancó con tres extranjeros, cambió pronto y pareció pegar un manotazo de ahogado contratando rápidamente a Roberto Gabini después de dos derrotas iniciales en casa. Pero acaso en un signo de esta temporada, pronto quedó una sensación: cuanto peor, mejor.
¡¿Qué?! Mientras más problemas tuvo (Gabini se desgarró el día que llegó y hubo lesiones a montones), más rindió: al Súper 8 lo ganó con tres mayores menos y a la última parte de la fase regular la asumió con una ficha menos (por el oportuno corte de Roberto Gabini) y un lesionado clave en las dos últimas fechas (Bruno Lábaque).
La paciencia, el oportunismo (pescó a Lewis, despedido por Sionista) y algunas buenas decisiones (mantenerlo al propio Lewis cuando planeaban liberarlo después del Súper 8) se conjugaron con las virtudes de un elenco compacto y corajudo. Si todo eso se mide por el costo-beneficio, Atenas hizo negocio: se armó con pocas fichas muy costosas y obtuvo mucho mayor rédito que otros clubes que hicieron apuestas millonarias.
Lo hizo, además, con un equipo con marcado sello cordobés (cuerpo técnico y siete de los 11 jugadores que disputaron las finales nacidos Córdoba), con el cual el público logró identificarse.
En el juego, su identidad estuvo marcada por una gran defensa y una ofensiva muy repartida, en la que cualquiera podía ser goleador (ese factor que le dio de comer todo el año lo castigó en las finales, cuando no encontró un anotador que se cargara el equipo encima).
Sus dos mejores momentos se dieron durante 2010 (después de las derrotas iniciales sumó 13 triunfos en 16 partidos de Liga y coronó el año ganando el Súper 8) y entre el cierre de la fase regular y las semifinales (nueve victorias en 10 partidos). Ahí mostró sus mejores virtudes y fue el equipo largo, solidario y rendidor que se ganó por méritos propios un combo que antes de arrancar la temporada parecía difícil de alcanzar.
Empezó el armado
“Estoy totalmente conforme, muy satisfecho por lo que hicimos en esta temporada. Y perder así, como se jugó el domingo (quinto juego en Mar del Plata, con victoria de Peñarol), no me genera ninguna bronca”, planteó ayer Felipe Lábaque, presidente de Atenas.
Para la próxima temporada, “Felo” confirmó la continuidad de Bruno Lábaque, Juan Manuel Rivero y Miguel Gerlero, al tiempo que señaló que pretenden renovarle al resto del plantel, incluidos los dos extranjeros.
Informe: Mundo D