Con un enfoque y energía semejante al del juego con Estados Unidos, la Selección tomó rápidas ventajas aprovechando distracciones ajenas y virtudes propias. Se puso 12 a 0 en apenas tres minutos marcando la cancha (Scola líder con nueve). La diferencia permitió bajar la ansiedad, mover bien el balón y tomar tiros cómodos. No obstante, Puerto Rico no se desenfocó. Y con un Santiago inspirado (diez puntos) entró en partido (24-19). Pero fue sólo un ratito. Porque el elenco nacional, con rotación extendida, no bajó el ritmo y cerró el parcial con distancia de nueve (27-18).
El segundo cuarto fue bastante parecido al primero. Con Argentina intentando escaparse y los boricuas arrimando con más esfuerzo que buen juego, sin terminar de perder nunca el eje. Hubo máxima de 13, que terminó siendo de diez sólo por falta de efectividad y arrestos del rival, que tuvo como argumento positivo no entrar nunca en estado de locura, aún sin lograr adueñarse del ritmo en ningún tramo.
Ya en el complemento, la Selección volvió con semblante renovado y, de la mano de un Campazzo brutal, se escapó por 16 (52-36 a falta de 5’43’’). En ese tramo, se lució Deck, Garino confirmó que es el mejor defensor del equipo y Scola que es una máquina de anotar. Pero Puerto Rico jamás bajó los brazos. Como un boxeador corajudo, se bancó los golpes manteniéndose siempre de pie. Así fue como logró irse apenas diez abajo al cuarto final (50-60), cuando la diferencia psicológica del juego parecía más amplia.
El último parcial fue todo de Campazzo, que repartió juego y alimentó a Scola para su máxima del torneo (28 con 11/22 de cancha). Ahí finalmente el conjunto boricua bajó la guardia. Un poco por frustración y otro poco por el desgaste físico de enfrentar a un rival con tantas variantes. Argentina comenzó a cerrar el juego y a adueñarse de la medalla de oro, administrando los tiempos y planchando el partido para evitar cualquier sobresalto. Fue victoria por 84 a 66 para el equipo de Sergio Hernández, segundo título panamericano en la historia y primero desde 1995.
Enorme mérito para el Seleccionado Nacional, que llegó al torneo como máximo favorito al oro y con una gran expectativa en cada presentación. Argentina creció en el torneo y encontró su mejor versión en la fase eliminatoria. Luego de un merecido descanso, el equipo continuará con su preparación de cara al Mundial de China.
Germán Beder / CABB