El inicio fue sumamente parejo y táctico, con Argentina sin encontrar el aro desde el tiro externo pero a la vez cerrando todos los caminos rivales con una defensa asfixiante. No obstante, al ser un equipo tan dependiente de su perimetro, al no encontrar efectividad, creció la frustración y el nerviosismo. Y de un 6-0 a favor, el resultado mutó a un 13-7 tras un parcial de 12-1. Y si la diferencia no fue mayor, sólo tuvo que ver con que Campazzo aportó unos puntos forzados en el cierre del segmento (cinco).
En el segundo chico, la lavada de cara fue total. La Selección entró muchísimo más sólida con Laprovittola como doble base, Fjellerup dando buenas defensas y Campazzo haciendo absolutamente de todo (concluyo el PT con nueve puntos, cuatro asistencias, cuatro rebotes y dos robos). Así, el elenco nacional clavó una tremenda racha favorable de 15-0 que le trajo serenidad y confianza. Llegó a sacar diez (27-17).Y mantuvo esa distancia durante gran parte del cuarto, con Scola activo, sacando faltas (goleador con diez), pero como le ha pasado ya muchas veces, no fue sólido en el cierre, lució dubitativo y se fue al descanso con una ventaja de apenas seis (39 a 33).
Ya en el complemento (para no perder la costumbre de la frase), el trámite recuperó su contexto inicial: batalla táctica, grandes defensas, nerviosismo. Y en ese terreno, Argentina se volvió a sentir mejor. Apareció Delía, con siete puntos, y Campazzo aceleró a fondo para redondear un gran momento colectivo y escaparse a 13 (53-40), de cara a los diez minutos finales. Parecía encaminado. Parecía… Porque el equipo de Hernández entró pésimo al cuarto final y se comió un durísimo parcial de 11-0 que puso a los rusos a dos (53-51 a falta de 7’01’’). Y otra vez a parirla.De allí en adelante, fue pelota por pelota. Con el aro cerrado por completo y únicamente generando puntos desde la línea. Forzando. Ambos equipos en la misma. Entonces sólo quedaba inclinar la balanza desde la fortaleza mental. Y en ese apartado, Campazzo es de los mejores del mundo. Se puso la capa, ratificó que defensivamente es de elite y, aún fallando algunas acciones sobre el cierre de las posesiones, anotó el doble que decretó la esperanza rusa (terminó con 17 puntos, seis rebotes y seis asistencias). Si Argentina pudo terminar ganando fue porque el cordobés tenía ese único plan y se lo contagió al resto.
Quedará para corregir esta dependencia y también el tiro externo (4-20). Pero también es importante sumar victorias las noches en las que la pelota no quiere entrar. Tanto como valorar que Rusia es un rival de absoluta jerarquía.
Este jueves el plantel se trasladará hacia Foshan, sede de la segunda fase para los clasificados del Grupo A y B. Allí el conjunto de Sergio Hernández (que terminó venciendo en la zona), se enfrentará a Venezuela (viernes a las 9 de la mañana argentina) y a Polonia (domingo en idéntico horario).
Prensa CABB