Piense qué estaba haciendo usted hace diez años. Es probable que su vida haya cambiado considerablemente. Para bien o para mal. Ahora amplíe el ejercicio e intente recordar cuáles eran sus sueños o anhelos profesionales en aquel momento. Si ya los cumplió, seguramente se haya sentido satisfecho por ello, más allá de que quizás se haya trazado nuevos objetivos. Imagine entonces cómo se sentiría de haberlos conseguido junto a sus amigos. Si prefiere, ahórrese este trabajo y escuche a los integrantes de la Generación Dorada, un grupo de estupendos basquetbolistas que se abrazaron juntos a la gloria y que hoy se volvieron a juntar de cara a un nuevo desafío, el Preolímpico de Mar del Plata. Manu Ginóbili, Luis Scola, Andrés Nocioni, Fabricio Oberto, Pepe Sánchez y Leonardo Gutiérrez, sobrevivientes de aquel equipo que dio su primer paso grande en el Premundial de Neuquén 2001, que se unieron a Carlos Delfino, Pablo Prigioni, Juan Pablo Figueroa Paolo Quinteros, Federico Kammerichs, Juan Gutiérrez, Hernán Jasen y Martín Leiva en el inicio de los entrenamientos de la Selección.
En la conferencia de prensa realizada en el Hotel Panamericano, a la que no pudo asistir Leo Gutiérrez por someterse a una ecografía, dejaron en claro que los años no les cambiaron el humor. Se repartieron comentarios picarescos. Por lo bajo, especialmente en el sector liderado por Nocioni. Pero también con micrófono en mano, como cuando Kammerichs castigó a Scola por haberse olvidado una pregunta de un periodista y lanzó: “Yo sí estoy atento, no como Luis”. El Yacaré, no conforme con ello, terminó su respuesta y enseguida fue por más y lo obligó a declarar a Martín Leiva, uno de los nuevos del equipo que no disfruta demasiado de las cámaras.
Las risas siguieron cuando Manu confesó que con Scola, su compañero de habitación, “la convivencia empezó mal”, aunque no aclaró por qué. Las carcajadas cómplices se multiplicaron y hasta Germán Vaccaro, presidente de la CABB; Claudio Morresi, secretario de Deportes de la Nación y Alejandro Rodríguez (Provincia de Buenos Aires) tuvieron que morderse los labios.
Los 14 coincidieron en manifestar la alegría y el entusiasmo que sienten por este nuevo encuentro en la Selección. Y algunos dejaron perlitas que no dejan de sorprender. Scola, por ejemplo, contó que la situación de los seguros, que se destrabó ayer, lo tuvo “bastante preocupado” no porque pensara que corriera riesgo su participación en el Preolímpico sino porque “no quería perder ni un solo día de entrenamiento”. Ese profesionalismo que exhibe el capitán se puede corroborar en el resto del plantel.
También resaltaron las palabras de Pepe Sánchez referidas a su vuelta. «Después de seis años volver a este equipo es una oportunidad de vida increíble y hermosa. Vengo a sumar y a aportar mi granito de arena para ayudar a clasificar». Del mismo modo, imposible que pasaran desaparecibidos los ojos brillosos de un niño que hoy se apoderaron de Manu cuando recordó que “hacía tres años que no estaba en la Selección” y la confianza que tiene Nocioni cara al torneo que se disputará del 30 de agosto al 11 de septiembre. Cuando le consultaron por las posibilidades de Brasil, sin tres miembros importantes (Leandrinho, Varejao y Nené), Chapu infló el pecho y dijo: “A mí me importa nuestra preparación. Si hacemos las cosas bien y damos el máximo no vamos a tener mayores problemas”.
Por último, Julio Lamas, quien también hoy vivió un momento especial al volver a dirigir a Ginóbili, Scola y compañía, puso la zanahoria delante del burro y advirtió que si bien la Selección «es candidata, no va a ser nada fácil» y que «Argentina nunca ganó un Preolímpico». Motivación a full.
Informe: Ignacio Ortelli – Diario Clarín