El histórico clásico entre Regatas y San Martín, primero entre ambos en la Liga Nacional de Básquetbol, dejó como triunfador al equipo del parque Mitre (86-70) para estar en lo alto de la Zona Norte, al cabo de la 2ª fecha. No obstante, la figura destacada del ganador, Nicolás Romano, admitió que en el estadio José Jorge Contte “fue una fiesta” al margen del resultado final.
El ala pivote integrante del seleccionado argentino que competirá en los Panamericanos de Guadalajara, fue uno de los “verdugos” de San Martín, ya que sumó llegando desde el banco 17 puntos (más 5 rebotes), todos anotados en el segundo tiempo, acaso en los momentos más determinantes del juego.
“Por suerte se arrancó con el pie derecho. Así que muy contento porque hicimos un buen trabajo. El primer tiempo hicimos un buen juego y sacamos una importante ventaja, que lamentablemente en el segundo tiempo no lo supimos mantener. Pero por suerte con inteligencia, mucho temperamento en defensa y siendo muy agresivos en ataque, en el último cuarto, pudimos sacar el partido adelante y finalmente ganar con autoridad”, dijo el revulsivo valor juninense.
“Lo más importante -agregó- es que de a poco vamos logrando las cosas que nos pide el técnico (Nicolás Casalánguida), y después que dejamos todo en cada pelota, tuvimos mucha actitud, lo que nos permitió disimular un poco nuestras falencias en acople defensivo. Pero bueno esto lo vamos a ir corrigiendo a medida que pasen los partidos, que sumemos entrenamientos y partidos, por eso es importante ganar ya que todavía tenemos mucho por mejorar”.
Al referirse exclusivamente al primer clásico correntino en la Liga Nacional, Romano no dudó y dijo que fue “muy lindo, la verdad que me pone muy contento. Creo que hoy (por el domingo) fue una fiesta tanto para Regatas como para San Martín, más allá del resultado. Considero que salió un lindo espectáculo, por momentos se pudo ver un gran básquetbol, y creo que eso la gente lo disfrutó. Después obviamente el que pierde no se va muy contento, pero lo lindo de esto fue la fiesta en las tribunas, la cantidad de gente. La verdad me pone muy contento, y ojalá que esto sólo sea el principio”.
Al ser consultado que debió esperar a estar en Corrientes para ganar un clásico, en alusión a su pasado en Quilmes y la paternidad manifiesta de Peñarol en el duelo entre marplatenses, Romano -entre risas- respondió con sinceridad: “La verdad que sí. Me siento contento por estar haciendo, si se quiere, historia, siendo protagonistas del primer clásico correntino en la Liga, y por supuesto el haber ganado me pone más contento aún, fundamentalmente por nuestro público que se fue muy contento”.
Antes de la despedida y tras pedirle conceptos sobre su actuación personal, Romano minimizó el hecho de ser goleador de Regatas (en la noche el máximo artillero fue William McFarlan, de San Martín, con 20 unidades).
“Son sólo circunstancias del juego -opinó-. A veces le toca a uno, y a veces a otro. Lo más importante es que el equipo tiene opciones, variantes, y todos estamos muy compenetrados en aportar para el equipo. Creo que lo más meritorio es que Regatas jugó un buen básquet, y eso es lo que más contento me pone, más allá de mi rendimiento personal”, concluyó.
Muestra de madurez del público correntino
Si tanto se pregona la fiesta vivida el domingo en el estadio de Regatas, fue porque además del espectáculo deportivo, también se advirtió la madurez del público correntino en general, sin importar la camiseta por la que aliente.
Cada vez más lejos en el tiempo queda aquella noche primaveral de 2009, cuando un grupo de inadaptados -hoy alejados de este ámbito- fue a agredir a los simpatizantes de San Martín, provocando que ceda un barandal y la consecuente caída de varias personas, que por fortuna dejó nada más que lesiones leves.
Es importante observar que nos podemos tolerar como sociedad, aún cuando transitemos veredas opuestas, en este caso con seguidores de Regatas y San Martín, que pudieron entremezclarse en la multitud que vibró y gozó con el primer clásico correntino en la Liga Nacional de Básquetbol.
Quizás la meta a futuro será conseguir que cada hinchada pueda ir con sus colores distintivos, ya que en esta suerte de “prueba piloto” los de San Martín no pudieron llevar camisetas ni banderas “rojinegras”, siempre en pos de preservar la fiesta.
Entrevista: Diario Época