Exhibió sus credenciales y se sacó de encima con autoridad a un adversario complicado en extremo. Así, Peñarol le ganó como visitante anoche a Lanús, por 86 a 72, en partido correspondiente a la undécima fecha de la Liga Nacional «A» de Básquetbol.
Al margen de que la enorme tarea defensiva del «milrayitas» estableció condiciones en todo el encuentro, adelante no le faltaron méritos a los dirigidos por Sergio Hernández. Anotarle 86 puntos a la mejor defensa de la competencia habla a las claras de esas virtudes: reparto de tiros, mejor selección de lanzamientos, un 52% en triples y un poco frecuente 78% en libres lo pusieron a resguardo de cualquier atisbo de reacción «granate».
La solidez defensiva de Peñarol marcó el rumbo de los primeros minutos. Le faltó, claro, contundencia adelante. Frente a la mejor defensa de la Liga, convertir no es tarea sencilla, y pese a la sequía «granate», Peñarol apenas se distanció 6-0 en el comienzo.
Demoró 6 minutos el conjunto local en anotar sus primeros puntos de la noche (Jamaal Levy, tras un rebote ofensivo), y a partir de allí, en un contexto de acciones imprecisas, el juego se emparejó hasta el 10-10 del cierre de cuarto inicial.
La aparición del tiro abierto (5 de 8 triples en el segmento) le permitió a Peñarol distanciarse en el juego y en el resultado hasta un expresivo 23-11 promediando el segundo cuarto.
A esa altura, Martín Leiva ya auguraba su excelente noche (terminó con 11 puntos y 15 rebotes) y se adueñaba de la lucha aérea, aunque su salida para dosificar su esfuerzo -recordar que está lesionado Alejandro Reinick- generó algunos espacios que supo capitalizar Terrell Taylor y el local acortó distancias antes del descanso largo.
Y en el tercer capítulo exhibió un rendimiento muy alto en los dos costados de la cancha. Otra vez martirizó a Lanús con su defensa y adelante tuvo respuestas del tiro abierto y especialmente por la vía de Kyle Lamonte (13 puntos en el cuarto), no por tendencia individualista, sino como resultado de la acertada circulación de las ofensivas.
La brecha, justificadamente, frente a un oponente que no ofrecía respuestas, se amplió hasta llegar al máximo de 63-38, poco antes de ingresar en el cuarto final.
Y entonces, confluyeron la necesidad de Lanús de echar el resto y la tendencia de Peñarol de permitirse alguna desconcentración. El juego se hizo de ida y vuelta sin que el visitante pudiera aquietar el ritmo, se jugó al límite de la falta en forma permanente (los árbitros fueron partícipes en ello) y a río revuelto y con mucho tiempo sin sus tres extranjeros, Lanús se acercó hasta situarse a sólo 8 puntos (72-80), aunque con escaso tiempo remanente en el reloj y una sensación de resultado irreal flotando en el ambiente. Bastó que el equipo de Silvio Santander tuviera dos ataques fallidos para que, mediante dos triples (uno de Leonardo Gutiérrez y otro de Selem Safar), Peñarol le pusiera las cifras más acordes a lo que había pasado en la cancha.
Crónica: Diario La Capital
Fotos: Demián Schleider www.infoliga.com.ar
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