El inicio mostró a Regatas mucho más despierto. El equipo dirigido por Nicolás Casalánguida fue más intenso y, apenas pudo, se escapó por siete (16-9) con un par de efectivas corridas de contraataque.
Atenas se empecinó en descontar desde el perímetro (terminó el primer cuarto con 0/7 en triples) y, sólo con Melvin como arma confiable, chocó contra un equipo que distribuyó mucho más su ofensiva (llegó a sacarle 11 de ventaja: 25-14) y lo dejó abajo por nueve (25-16) en los primeros 10 minutos.
El Griego pareció cambiar en el segundo cuarto. Arrancó con otra actitud y fue más incisivo, hasta quedar a cuatro (25-29), pero el local apretó otra vez el acelerador y, con mucho juego asociado, desnudó todas las grietas de la defensa verde. Por eso, Regatas no tuvo demasiados problemas para ir estirando la ventaja y sacar una máxima de 14 justo antes de cerrar la primera etapa (46-32).
Nada cambió al volver de los vestuarios. Es más, la cuestión psicológica parecía bien clara en el inicio de la segunda mitad: mientras un equipo estaba bien de la cabeza y parecían salirle todas, el otro andaba fastidioso, sin encontrarle la vuelta al juego: Regatas y Atenas, claro. No extrañó, entonces, que un triple de Paolo Quinteros abriera la brecha y la dejara en 17 (55-38).
Ahí, en su momento más difícil, el Griego reaccionó, fue más criterioso y acortó la desventaja, para largar a 11 (52-63) el último cuarto.
Con un cachito más de orden y una defensa más efectiva, el verde estuvo cerca de dar el zarpazo y se puso a cuatro (63-67) con un triple de Melvin, el líder ofensivo de los últimos juegos. No obstante, primero Hayes y después Melvin se fueron al banco por cinco faltas y Regatas, que aguantó la tormenta griega, volvió a encontrar fluidez y, con el trío Martínez-Romano-Roe, liquidó la historia, para dejar al equipo cordobés con sabor a nada.
Crónica: MundoD.com.ar