Los Tigres volvieron a ganar en su estadio… más allá de que lo parezca, no es noticia repetida y más allá de la diferencia 96-82 el partido no fue tan cómodo como otros porque Libertad se escapó rápidamente, luego el “Huevo” Sanchez encontró respuestas, Boca remontó y pasó al frente pero no pudo mantener el ritmo y vio cómo el local crecía de a poco para quitarle cada chance de recuperación.

El juego empezó muy bien para el aurinegro que tenía múltiples vías de gol y se escapó desde el inicio mismo (33-17), extendiendo por momentos más aún la diferencia en el segundo chico (45-29). No había una figura sino el juego colectivo era lo que se destacaba.

El Xeneize, pareció estar al borde del knock out pero en el banco, con el interminable Derrick Alston y un recambio de piezas obligado por faltas, comenzó a encontrar respuestas. Así, los de Sánchez enviaron un mensaje de vida, acercándose a diez puntos antes de irse al descanso largo (55-45).

Lo que parecía ser una noche tranquila, de repente se transformó en una pesadilla: Boca iba y convertía, mientras del otro lado, aparecían las pérdidas y los tiros forzados. El Tigre se olvidó de jugar en equipo, ya no se buscó a Battle y la anarquía comenzó a golpear la puerta. Era el peor momento de Libertad, donde al levantar la vista, veía en el tablero que iba perdiendo 55-59. Allí apareció el tridente Pittman, Battle, Saglietti, para retomar las riendas y, con el aporte de Treise, la cosa fue tomando otro color.

Tras un par de minutos de paridad, el local reencontró el rumbo, apretó el acelerador y sacó a relucir esos pasajes demoledores, donde en ataque convierte todo lo que tira y atrás se transforma en impenetrable. Enterrado quedó el pálido 13-20 del tercer cuarto… el aro se abrió otra vez, surgieron más corridas de Saglietti y ya todo estaba mejor: 72-65, con un furibundo arranque del último chico.

Con 15 puntos de distancia, Boca ya no encontró armas para acercarse. El reloj jugaba a favor del local que se plantó y ya no tuvo lagunas sino por el contrario, demostró madurez para sortear defensas extendidas, atrapes a línea de pases y cuanto recurso propuso el elenco Capitalino, corriendo en ocasiones, frenando la bola luego. El final, 96-82, termina premiando al equipo más consistente que en este caso, supo sobreponerse a un planteo preciso y leal propuesto por Sanchez que fracasó por el gran momento que está atravesando la plantilla dirigida por Demti.

Crónica: Sunchales Hoy