Peñarol: más cartas

A pocas horas del final del Cuadrangular Final de la Copa Argentina y del comienzo de la 25ª edición de la Liga Nacional de Básquetbol, se puede decir con certeza que Peñarol de Mar del Plata renovó su fuerte apuesta de las últimas dos temporadas logrando lo que pocos creían que iba a poder conseguir […]

A pocas horas del final del Cuadrangular Final de la Copa Argentina y del comienzo de la 25ª edición de la Liga Nacional de Básquetbol, se puede decir con certeza que Peñarol de Mar del Plata renovó su fuerte apuesta de las últimas dos temporadas logrando lo que pocos creían que iba a poder conseguir después de la salida de Juan Manuel Locatelli a manos de Atenas, esto es, mejorar el equipo que escaló hasta el tercer puesto en mayo último y que se consagró a nivel continental en febrero. El colega Leonardo Hiller, en exclusiva para InfoLiga, analiza la actualidad del Campeón de América.

Más cartas para jugar en la mesa grande

Ya será el tiempo de hablar de táctica, estrategia, niveles de ejecución y planteos, conforme avance la temporada y corran los partidos, llegará el momento de analizar el trabajo del Cuerpo técnico y sus jugadores, pero lo que se puede criticar ya a esta altura del año es el trabajo de los dirigentes.

Con Domingo Robles a la cabeza, esta dirigencia actual de Peñarol tiene un perfil audaz que ha sostenido en el tiempo con la premisa de siempre ir por más, y aunque naturalmente se hayan cometido errores en el proceso, la balanza arroja un saldo positivo.

Ya pasó el tiempo del “no estamos ni siquiera en la lona, estamos tratando se subirnos” que disparaba un Domingo de furia en los tiempos de Santander o Zeta Rodríguez, y ahora es el turno -ya prolongado en el tiempo- de un plácido Domingo, que se enorgullece de ser el campeón de América y destaca el orgullo que representa tener bajo contrato al coach de la Selección Nacional.

Nadie puede siquiera pensar que esa disparidad de realidades se consiguió en menos de un lustro por mérito de la suerte…se apostó fuerte, se arriesgó, se jugaron cartas pesadas y se ganó más de lo que se perdió en un mercado difícil, cada vez más competitivo.

Peñarol juega hoy en esa mesa reducida de Póker que sólo permite el ingreso a grandes apostadores: Libertad, Boca, Regatas, Quimsa, Atenas.

Cuando temprano en el mercado 08/09 el equipo de la calle Garay perdió a Locatelli, que de acuerdo a quien lo mire resulta un desacierto de la dirigencia, mientras que otros prefieren señalar que resultaba imposible competir con el contrato que ofreció Atenas, Peñarol perdió mucho más que a uno de los mejores aleros de la competencia, porque dejó de tener en sus filas al líder espiritual de las últimas exitosas campañas, además de uno de sus máximos referentes históricos por cantidad y calidad de presencias.

En ese marco de tiempo, el armado del plantel para esta Liga se volvía cuesta arriba para lograr empardar la calidad del de la 07/08, sin embargo la dirigencia tuvo el reflejo necesario y rápidamente enderezó la nave con el fichaje repentino de Román González (en ese momento parecía utópico) y la continuidad también valiosa del capitán Pablo Rodríguez, luego llegaría la unidad de complemento.

Una plantilla mejor, ¿mejores resultados?

Entiendo que este plantel es mejor que el del año anterior y por consecuencia tiene mayor posibilidades de éxito, aunque habiendo sido tercero en el país y primero en America cabe destacar que el margen de crecimiento es pequeño, paso a fundamentar.
En líneas generales la nómina de esta temporada es más joven y atlética, mejor defensivamente y con un año de experiencia sumado en el club para el Cuerpo Técnico y cinco jugadores que se repiten ( Tato, Picarelli, Diez, González y Mata), lo cual presupone mayor conocimiento mutuo y “debiera traducirse en un potencial mejor rendimiento”.

En la pasada campaña Peñarol apostó por la veteranía pero careció de otros elementos vitales para un juego tan físico y mental como es el básquetbol, En la parte determinante de la temporada no pudo sostener la intensidad física defensiva y ofensiva ante un rival como Libertad, que lo barrió sin miramientos en la pelea por el título, y golpeó el orgullo de varios integrantes de ese Peñarol, que no representó oposición para el luego campeón. Está claro hoy que dirigentes y técnico tomaron apuntes para revertir la situación en el mercado.

En 07/08 Tato (30), Wadley (31), Locatelli (31), Osborne (34) y Román (29) generaban en el quinteto de apertura un promedio de 31 años de edad que nunca careció de experiencia, pero si de frescura en una competencia con un calendario minado de juegos y largos, interminables viajes. La situación no mejoraba si los señalados en la previa como relevos más importantes, Wilson (36, finalmente cortado) y Scales (36) fracasaban en el intento y encima aumentaban ese promedio. Por eso es que no casualmente la frescura llegaba de la mano de suplentes como Picarelli, Diez o Mata, capaces de jugar en otro nivel de energía, y líderes en los mejores momentos defensivos cuando se encargaban del equipo.

Consecuentemente, Sergio Hernández corrigió errores de su primer año en Mar del Plata y en concordancia con la dirigencia, reformuló la plantilla con jugadores que conjugan juventud y calidad (condición básica) y por eso volvió Muruaga (24)- no debería haberse ido-, se sostuvieron Picarelli (26), Mata (22) y Diez (21), y llegó Sebastián Vega (20 años), una ficha juvenil y potencial figura con proyección internacional. A ellos se sumó Alejandro Reinick, un batallador de largo recorrido para completar una unidad de relevos de alto calibre con cinco piezas de utilidad.

En cuanto a sus refuerzos extranjeros también mejoró su disponibilidad. El año pasado Peñarol sufrió para encontrar un escolta a la medida del proyecto, pasaron Eric Rodríguez, Moodie y el genial Wadley, enorme en Mexicali, lo que lo colocó en la galería histórica por sus actuaciones para la conquista, pero luego desaparecido en la postemporada. Ahora David Jackson asoma como un jugador sumamente consistente, ayuda base real, capaz de subir la bola sin inquietar, potente físicamente, hábil para anotar jugando con sistemas o sin ellos, comprometido, serio, y lo que sorprende, con la virtud de ser un refuerzo también para la defensa.

El caso de Byron Johnson es un poco diferente porque todavía no se acomodó a su rol de partenaire en la llave, pero llega precedido de una notable temporada, en la que especialmente lució ante su camiseta actual. Lo cierto es que antes, en Independiente, era el dueño del equipo, hacía y deshacía con total libertad, ahora debe contentarse con buscar la mejor forma de complementar al pivote más determinante del país. Lo ha hecho bien y mal según el partido, lo cierto es que no le ha funcionado aún su tiro en suspensión (4 ó 5 metros) y no fue un sólido defensor hasta aquí, aunque su juego aéreo (bloqueos, rebotes) si complementa a Román, pivote de piso definido, más allá de sus 2.10mts. Byron deberá crecer en rendimiento para no perder más minutos en manos de Diez.

El tiempo dirá finalmente de qué es capaz este nuevo equipo, porque en el receso parece haber ganado más de lo que perdió en cuanto a contrataciones. Con el trabajo de la dirigencia hecho en buena porción, porque ahora debe sostener esta pesada estructura, resta que Sergio Hernández pueda perfilar al equipo a su semejanza, con un estilo ganador, sólido, que le brinde al bloque de jugadores el contexto lógico para potenciar virtudes y esconder defectos.

La última temporada Peñarol sólo logró por momentos un juego de fluidez a la altura de sus individualidades, y aun así consiguió ganar con el pico de rendimiento en México. El desafío para la 2008/09 será obtener la regularidad en rendimiento y resultados, algo nada sencillo, pero al alcance de la mano con este plantel.

Leonardo Hiller para www.infoliga.com.ar