Romano: «En un futuro volveré a Peñarol»

El “Negro” Carlos Romano está en Mar del Plata y habló de su actualidad en el básquetbol de Brasil, pero sin dejar de lado su pasado en la Ciudad Feliz. En una charla extensa y jugosa, el tucumano habló de todo y sin cassette. “El entrenador que pasó por Peñarol o Quilmes puede dirigir en […]


El “Negro” Carlos Romano está en Mar del Plata y habló de su actualidad en el básquetbol de Brasil, pero sin dejar de lado su pasado en la Ciudad Feliz. En una charla extensa y jugosa, el tucumano habló de todo y sin cassette. “El entrenador que pasó por Peñarol o Quilmes puede dirigir en cualquier parte del mundo», expresó el ex técnico Milrayitas.

El lunes por la noche, Carlos Romano se acercó a los estudios de La Red Mar del Plata y dialogó con Planeta Naranja, en una entrevista en la cual se tocaron muchos temas, haciendo hincapié en su nueva etapa en Brasil y también uno de sus amores, Peñarol.

¿Por qué estás en Mar del Plata?
Porque soy una persona simple, mucha gente dice que me conoce y no es así, se guían de la imagen que dejo en una cancha de básquetbol, y la cancha para mí es un templo, jugar o dirigir es lo máximo.

A Mar del Plata la elegí hace muchísimos años, cuando pensaba que la carrera de básquetbol la tengo que elegir yo cuando se termina, cuando los hijos tienen una edad que tenés que estar al lado de ellos, siempre me gustó Mar del Plata, veraneaba desde joven cuando venía de Tucumán, después me casé, formé mi familia, y decidí que iba a ser la ciudad donde quería vivir, fui muy organizado, crié mis hijos acá, hoy Mar del Plata es mi ciudad, conozco todos sus lugares, los que aparecen en el verano los termino conociendo, después en el invierno somos pocos y nos conocemos mucho, es una ciudad muy linda, sobretodo para estar cerca de tus hijos. Es ideal, porque los tiempos, las distancias, te permiten ser un buen padre, no podés justificarte con que no pudiste estar con ellos porque está todo cerca.

¿Qué balance hacés del 2008?
Es un año y medio de dirigir en Brasil, de ser el primer técnico argentino en estar allá, terminé el campeonato de Minas Gerais segundo, en la Liga Nacional quinto. En el último equipo que estuve fue en el Ulbra, que salí quinto, antes de eso salimos campeones del torneo “Encestando una Sonrisa” en Chile, ganándole la final a Atenas.

Como balance de un técnico extranjero me parece muy bueno, porque nunca me dieron un equipo para pelear en los primeros puestos, si salíamos novenos estaba todo bárbaro, y no bajé de la quinta posición, siento que dejé una marca, creo que hice las cosas bien, es difícil adaptarse a otro país y más en Brasil, que tiene mucha influencia de la NBA, no como nosotros que estamos influenciados por el básquet de Europa.

¿Este segundo año fue distinto al primero que dirigiste?
Sí, distinto porque en Uberlandia tenía un equipo en formación, con muchos jóvenes y de pronto nos vino la Liga Nacional encima, sin dos o tres jugadores con nombre como para afrontarla, nos dieron la posibilidad de estar arriba y obtuvimos el quinto puesto hasta en los play-off, que perdimos con Brasilia.

En un partido hiciste trampa, ¿Jugaste con seis jugadores?
El básquetbol te permite tomar las ventajas o ser un nabo, es para pícaros. Se dio que en un partido de play-off por televisión contra Brasilia jugué un minuto y pico con seis jugadores y gracias a dios ganamos el parcial 5-0.

Lo que pasó fue que la pelota estuvo viva todo el tiempo y cuando saqué el jugador que tenía más cerca no se dieron cuenta. En Brasil se dirige con tres árbitros, no se sabe como pasó, en el entretiempo ellos me preguntaron si lo había hecho a propósito, un jugador volvió del baño y así entró a la cancha, estaba dando indicaciones y no lo vi, me podría haber ganado un técnico, el jefe de árbitros tuvo una sanción.

¿Cómo es tu futuro como técnico en Brasil?
Tengo contrato en el Ulbra hasta que lo decida o no, porque cuando terminó el torneo pedí dos americanos y un brasilero más, porque creo que con el equipo que tengo ya llegué a lo máximo que puedo hacer como técnico, me gustan los retos y hoy la Liga Nacional, que empezará el 20 de enero, va a ser muy dura, volvió Alex y Murilo que estaban en el Maccabi, va a ser más competitiva, la primera vez que va a estar organizada por los clubes.

Ellos son honestos, saben que están mal, en los últimos tres Juegos Olímpicos no consiguieron resultados, creo que van a hacer una liga pensando en el estilo europeo, ojalá que para ellos sea su primer gran liga, porque jugué cuatro años y dirigí casi dos, me siento muy agradecido y quisiera que triunfen, si triunfa Brasil, nosotros también vamos a crecer.

¿Cómo es tu relación con la prensa en Brasil?
Allá trabajás con tranquilidad, la prensa es altamente respetuosa, son latinos pero diferentes, la presión es hacía el entrenador, te ponen el rótulo de “Comandante”, cuando hay una crítica sentís que es muy estudiada, con fundamento.

¿Es igual dirigir en Brasil que en Mar del Plata a Peñarol o a Quilmes?
Vamos a aclarar las cosas, el entrenador que pasó por Peñarol o Quilmes puede dirigir en cualquier parte del mundo, porque el clásico que hay en nuestra ciudad no existe en otra parte, después que dirigís acá estás preparado para cualquier presión, porque se vive la semana previa y la semana posterior. Si perdiste sabés que el primer partido le tenés que ganar a quien sea, porque tenés que lavar la derrota del clásico. Todo ese folclore hace que el Poli sea siempre una fiesta y ojalá que sea por muchos años más.

El XXI Juego de las Estrellas va a tener un duelo de Leyendas, entre argentinos y brasileños, ¿Cómo lo ves?
Simplemente me presenté como un colaborador de la idea, con algunos de esos que estarán y otros más, fundamos la Asociación de Jugadores, a Mike (Stura), que jugó conmigo cuando era muy joven y hoy está llevando con mucho éxito la Asociación de Jugadores, le dije que estaba a su disposición para lo que necesitara.

Seguramente voy a estar en el Juego, no se bien de que lado (risas), pero va a ser un espectáculo muy lindo, la gente que vaya se va a acordar de muchos de esos jugadores, porque era una camada que la sufríamos, es una organización muy compleja y estoy con Mike todos los días hablando para que salga lo mejor posible, porque para mí es un orgullo lo que hace la Asociación todos los años.

Ojalá que tenga el mismo éxito que el año pasado, cuando me comentaron la idea me pareció fantástica, en el 2008 el juego se hizo un lunes, el domingo a las seis de la tarde jugó mi equipo y no pude agarrar el avión de Minas a San Pablo, me tomé un colectivo a las 10 de la noche, llegué a las ocho de la mañana y mi avión salía a la misma hora, por suerte el vuelo estaba demorado, salí a las nueve, llegue a las seis de la tarde a Mar del Plata y pude estar a la noche jugando, cuando entré a la cancha fue formidable, para todo ese grupo tener un reconocimiento de esa índole no es de todos los días y me pareció que había que felicitar a todos lo que lo hicieron posible.

¿Cómo ves hoy en día el juego de la Liga Nacional?
En Brasil se juega de forma diferente, los últimos seis partidos que jugué, cinco equipos tiraron más triples que dobles, la gente estaría contenta, pero diría, estos no defienden a nadie. Satisfacer al público argentino no es fácil, hay mucho exitismo.

Lo que hay que decirle al espectador es que nosotros, a través de una generación dorada que los amo, fuimos influenciados por Europa y no por la NBA. Todos los chicos que triunfaron lo hicieron primero en Europa y luego en la NBA. El básquetbol europeo se juega de otra forma, a defender muy duro y atacar con control e inteligencia y ese es hoy nuestro básquetbol.

No me parece que hoy se defendía duro, si no que al no haber tantos recursos ofensivos para los entrenadores es mejor hacer una defensa colectiva, sincronizada, que te entorpezca todo, porque tenés 24 segundos para atacar. Después viene la habilidad en ofensiva que algunos la pueden tener y otros no, eso es lo que a muchos les cuesta admitir. En el ajuste de las defensas se ve el talento y el que lo tiene lo hace notar.

¿Que nos podés decir de tu relación con Peñarol?
Se trata de identificación, es simple, a veces uno elige y otras las circunstancias te llevan. La primera vez que me puse una camiseta de Peñarol fue en el 77, cuando se jugaban los torneos de verano en el CEF.

¿Cuál fue el punto más alto como técnico en Peñarol?
Los puntos altos no hay que elegirlos por el éxito. Yo tuve un punto muy alto de la gente. Cuando empezamos la liga con tres americanos, el dólar se cayó, al mes y medio no teníamos más americanos, se me lesionó “Tato”, se lesionó Manu Locatelli, habíamos traído al “Loco” Hernán Montenegro, que lo preparamos durante tres meses, y tuvo que salir a jugar. El apoyo que me brindó la gente a mí y al equipo fue increíble, porque estaba el temor del descenso, yo dije:¨»No vamos a llegar a las últimas fechas peleando por el descenso». La noche que le ganamos a Ferro es una de las que voy a guardar en mi corazón, porque la gente apoyó un equipo que tenía a muchos pibes y nuestro estandarte era Fernando Rodríguez, fue una noche de lágrimas, porque esa Liga fue desastre tras desastre. El pibe Ortega, jugando contra Estudiantes lo llamé para entrar y le pegó con la rodilla a un banco, se rompió y no pudo jugar, salimos adelante porque era Peñarol, la gente llenó el Poli, cuando jugamos el play-off contra Gimnasia de La Plata la gente fue como agradeciendo a ese equipo, que las vivió todas y no descendió.

¿Cómo viviste el Súper 8 que ganaron en Neuquén?
Fue tremendo, porque era el primer título que conseguía Peñarol después de su campeonato de liga con Néstor, vos sabés que quieras o no, vas a estar en la historia de Peñarol por toda la vida.

Traer un título después de lo conseguido en el ´94 me pareció un sueño enorme, porque ese equipo comenzó a formarse con problemas con los agentes. Cuando conseguimos armarlo dije que «sería muy bueno quedar entre los seis» y llegamos a las cuatro finales ese año, conseguimos el Súper 8 y la Copa Desafío, lo que quedó en la imagen del hincha de Peñarol fue que se jugó bien, atrás y adelante, y eso para mi como entrenador es algo globalmente enorme.

¿Te ves de vuelta como técnico de Peñarol?
En algún momento con seguridad que sí, el tiempo no lo pongo yo. Un entrenador es gerente de producción, te contratan o no. En un futuro lo veo, cuando, no lo se.

Nunca voy a dejar de ir al club, nunca voy a dejar de saludar a mis amigos, ¿Por qué voy a negar lo que siento por Peñarol?, uno ha vivido mucho en el club, acá me abrieron las puertas para ser entrenador, en su momento estaba Miguel Belza y nunca voy a dejar de agradecérselo, no tengo muchos años de entrenador, lo que pasa es que se juntan mis años de jugador con los de entrenador, que apenas tengo seis años, y creo que conseguí muchas cosas en poco tiempo.

Entrevista: Planeta Naranja