Se retiró Palladino

Leandro Palladino juntó ayer a una enorme cantidad de jugadores de todas las épocas de su carrera, incluyendo a Campana, Milanesio, Nocioni, Scola, Pepe Sánchez y Delfino, entre otros. Se despidió pleno de emoción. “Esto es muy difícil” comenzó diciendo el Torito cuando Fabián Pérez –el de Uno contra Uno- le alcanzó el micrófono para […]


Leandro Palladino juntó ayer a una enorme cantidad de jugadores de todas las épocas de su carrera, incluyendo a Campana, Milanesio, Nocioni, Scola, Pepe Sánchez y Delfino, entre otros. Se despidió pleno de emoción.

“Esto es muy difícil” comenzó diciendo el Torito cuando Fabián Pérez –el de Uno contra Uno- le alcanzó el micrófono para que diga algunas palabras.

No era para menos; estaba viviendo una noche soñada con la presencia de sus amigos que, por otro lado, son los mejores que ha dado el básquetbol argentino y que conforman la “generación dorada”.

Así estuvieron en el Paccagnella, Carlos Scola, el Chapu Nocioni, Pepe Sánchez, Carlos Delfino, Leo Gutiérrez, Lobito Fernández, Fernando Malara, el gringo Peluzzi y Diego Osella y Bruno Lábaque de los más nuevos; pero tampoco faltaron las estrellas de la década pasada como Marcelo Milanesio, Pichi Campana o Villar y además sus amigos con los que empezó a jugar como Aldo González, Luján Caire o Martín Franzolini.

También se dieron cita los técnicos que lo guiaron en su carrera y Julio Lamas estuvo con el Tucumano González y Rubén Magnano con Martín Amden en cada banco. Es decir, estaban todos y si no vino Fabricio Oberto es porque se recompone de una operación y Manu Ginóbili porque se le hace complicado estar en un acontecimiento como estos por el acoso que recibe por parte de los aficionados.

En la conferencia de prensa los propios jugadores fueron claros al respecto sosteniendo que “sólo Leandro Palladino es capaz de juntar a tantas figuras en una despedida”. Así fue el Torito en el deporte brindándose por completo por el deporte, por el grupo y por los compañeros. Anoche recogió, en una sola noche, todo lo que sembró en su carrera.

Buen comienzo. Así la fiesta comenzó con Rosco, la mascota de la Liga Nacional, haciendo de las delicias de los aficionados que desde muy temprano completaron las instalaciones del club.

Hubo tiempo para la entrega de plaquetas que estuvieron a cargo de la Gobernación de la Provincia, la Federación Entrerriana de Básquetbol, la Municipalidad local, la Asociación de Jugadores, el Círculo de Periodistas Deportivos local, su club y hasta el Auto Club se sumó a este merecido reconocimiento.

Después tomó la posta Fabián Pérez para hacer la presentación y parecía increíble ver a tamañas figuras entrando al gimnasio rojo. Y fue el Chapu le peleó palmo a palmo la popularidad entre los aficionados al propio Torito.

El juego. A la hora de jugar hubo buenas demostraciones de calidad y jerarquía. Carlos Delfino fue el más espectacular; Luis Scola el más sobrio aunque muy rendidor y Marcelo Milanesio mostró su enorme jerarquía. Los lujos estuvieron de parte del Chuni Merlo, Bruno Lábaque o Pepe Sánchez. El resultado es sólo una anécdota. Terminaron ganando los rojos de Scola y Delfino por 92 a 78 con el Torito jugando un tiempo para cada rato.

La emoción. Tras el primer tiempo se vino lo más complicado para el Torito porque llegaron los recuerdos, videos jugando o en Rocamora, la selección y apareció la presencia de su padre, el desaparecido Enrique Culebra Palladino.

Allí Leandro llegó a las lágrimas y la noche tuvo su encuentro culminante cuando se abrazó con su familia presente en el estadio.

Llegaron las palabras y el abrazo sincero de todos aquellos que dijeron presente en el Julio César Paccagnella para despedir a Leandro Fabián Palladino, el más grande jugador que dio el básquetbol uruguayense. Por eso la escuelita de básquetbol de Rocamora lleva su nombre, por eso se descubrió una foto enorme vistiendo la casa de la selección argentina y se retiró la casaca nº 14 que nunca más será utilizada en el club.

El propio jugador hizo su reconocimiento a quienes lo ayudaron a lo largo de su carrera; así recibieron una plaqueta con la camiseta nº 14, José Eduardo Lauritto, Martín Amden, Javier Gratarolla, el Tucumano González y la Chiqui Giqueaux.

El cierre lo tuvo Pichi Campana quien no hizo más que destacar la humildad del Torito y que estaba recogiendo todo lo que él ha sembrado a lo largo de su carrera.

Así se terminó una noche mágica para el uruguayense que seguramente guardará entre su más preciados recuerdos.

Informe: Diario La Calle online de Concepción del Uruguay
Fotos: Marcelo Endelli