Libertad pudo combinar los dos aspectos que garantizan el éxito: fluidez ofensiva y firmeza en defensa. Pareció ser, por momentos, un equipo totalmente diferente, con el punto máximo en el Cuarto final, donde logró plasmar a la perfección estos dos ítems.
Hasta la primera mitad, el partido era similar a lo que ocurrió en el primer cotejo. Paridad, con goleo similar y un cuarto para cada uno. Similares protagonistas, rendimientos equivalentes.
No obstante, todo cambió tras el descanso largo. Libertad resultó ser más efectivo y agresivo, endureciendo la defensa de su aro y comenzando a tomar distancias importantes que al final terminarían siendo definitivas.
La regularidad de Alloatti (14) y Fierro (19, 6 asistencias y 13 rebotes) volvió a hacerse presente, ahora acompañados de Slider (12), Sheard (11) y Essengue (10).
Si el 21/12 del tercer parcial ya mostraba una tendencia, ni que hablar del tramo final: 35/22, convirtiendo en esos últimos diez minutos tantos puntos como en la primera mitad o incluso en varios cuartos del primer partido. El 92-74 no hace más que reflejar lo bien que anduvo en cada extremo de la cancha, dejando atrás la imagen inicial y seguramente ahora planteando si éste será el rendimiento a futuro, con un potencial superlativo evidenciado o si deberá “trabajar” más cada encuentro, como en el primer choque.