Puerto Rico: Día 11 y 12

El anteúltimo día en la Isla rentamos un carro. Un lindo Toyota Yaris nos sirvió para movernos con libertad por San Juan. Como el día estaba feo y no se podía hacer playa, después del mediodía nos fuimos a un outlet en Canóvanas, a unos 30 kilómetros de Condado. Canóvanas es una ciudad pequeña ubicada […]


El anteúltimo día en la Isla rentamos un carro. Un lindo Toyota Yaris nos sirvió para movernos con libertad por San Juan. Como el día estaba feo y no se podía hacer playa, después del mediodía nos fuimos a un outlet en Canóvanas, a unos 30 kilómetros de Condado.

Canóvanas es una ciudad pequeña ubicada al este de San Juan, para el lado de El Yunque (bosque pluvial semitropical de temperaturas frescas, localizado en la Sierra de Luquillo al este de Puerto Rico), a mitad de camino.

El viaje de ida fue tranquilo. Poco tráfico en una autopista impecable. Una lluvia tenue nos acompaño durante el trayecto y al llegar al destino
se desató un furioso chaparrrón.

Pegamos la vuelta cerca de las 15.30. Recorrimos a la pasada la zona de Isla Verde, próxima al aeropuerto y llegamos a El Canario. Ducha y a la cancha.

En primer turno, Brasil se sacó de encima a Canadá y a la noche no pudimos repetir ante los boricuas. Masticando bronca nos volvimos a nuestro barrio para cenar algo en Green House con mi inseparable compañero Daniel Serorena, y Julián Mozo.

El domingo no arrancamos temprano, era nuestro último día. Con un poco de nostalgia nos fuimos para Old San Juan a pegar una recorrida más detallada que la primera vez.

La vuelta fue bastante lenta, nos comimos un taponazo a la salida del parking. Claro, era domingo . Lo curioso, o al menos para nosotros los argentos, es que el pueblo boricua, o al menos los conductores, son extremadamente pacientes. Nadie toca bocina, nadie se insulta. Si te toca adelante un auto que se le ocurrió parar en doble fila para comprar cocos, el que está atrás espera mansamente, sin chistar. En Argentina, a igual situación, podría correr sangre.

Habíamos coordinado con Dejtiar, Cordero y Mozo partir para el estadio en busca del bronce a las 17.45 (el juego empezaba a las 18.30). La primera en llegar fue Florencia, muy puntual. A los 5 minutos llegó Gustavo pero sin su compañero Julián. Mozo se había tirado un ratito a descansar y se demoró. Igual llegamos bien al Coliseo.

Triunfo tranquilo por suerte. A última hora se disputó la final entre Puerto Rico y Brasil. Lo llevaba fácil el equipo de Moncho pero se le fue complicando y terminó ganando por la mínima. Festejo, entrega de medallas, etc.

Nuestra última cena fue en Danny´s. A la vuelta manoteamos nuestro último heladito de Walgreens y a dormir.

Mi vuelo sale temprano, casi no dormí. A las 5am ya estaba en la autopista camino a devolver el auto en el Avis del aeropuerto.

Hice el check-in y a la puerta 7, previo paso por aduana, para embarcar hacia Miami y emprender la vuelta a casa.

Marcelo Demián Schleider – enviado especial a Puerto Rico