El clásico entre Regatas Corrientes y San Martín tuvo un final inesperado, al menos para los protagonistas, directivos de ambos clubes, simpatizantes sin ánimo de gresca y encargados del operativo de seguridad: durante el entretiempo columnas de seguidores del club local se trasladaron hasta la cabecera del grupo de hinchas del “rojinegro” contra quienes arrojaron un vallado metálico que provocó la caída en avalancha de cerca de 40 espectadores al rectángulo de juego y la platea baja del estadio José Jorge Contte. Sólo 16 efectivos eran los encargados de mantener la ley y el orden.
Las bombas de estruendo arrojadas por una y otra parcialidad durante el desarrollo del partido fueron una señal de alerta que nadie advirtió, más allá de que en un momento el juez principal del partido, Roberto Settembrini, le hizo saber su malestar a la mesa de control.
Ni bien terminó el segundo cuarto en malón un grupo considerable de simpatizantes de Regatas Corrientes se trasladó hasta el sector opuesto a su tribuna donde arrojó el vallado metálico sobre la humanidad de los seguidores de San Martín, quienes cayeron en grueso a la cancha y la platea.
Llamó la atención de los presentes el accionar de estos violentos quienes caminaron de un sector a otro del estadio sin que nadie se interpusiera en su camino para detenerlos, ni siquiera los efectivos policiales del operativo u otros espectadores de Regatas presentes en las tribunas.
Con total impunidad los violentos caminaron hasta el sector opuesto para arrinconar a sus clásicos rivales y agredirlos con un vallado metálico que provocó la caída de cerca de 40 hinchas de San Martín sobre el rectángulo de juego y plateístas ubicados debajo de ellos.
Desde la guardia del hospital Escuela informaron que recibieron siete personas con politraumatismos varios y el hospital Juan Pablo II albergó por unos minutos a un menor, sin lesiones graves, que fue derivado a la Clínica del Niño por decisión de sus padres.
El incidente fue grave, no así las lesiones de los heridos; sin embargo el hecho significa una muestra cabal de que el operativo de seguridad y fracasó en materia de prevención, por escasa presencia policial y por lo que desde la tribuna de San Martín denunciaron como “zona liberada” en el entretiempo.
El encargado del operativo, el comisario Marcos Navarro, explicó a Agencia Corrientes que las medidas de seguridad incluían 16 efectivos dentro del estadio y ocho de ellos formando un vallado humano entre la parcialidad visitante y el resto de los seguidores.
Lo cierto es que esta cerca no pudo apreciarse al momento de la agresión, pero sí se pudo determinar que una cifra de 16 efectivos resultó escasa para una concurrencia mayor a los 3 mil simpatizantes.
Según Navarro, esta cantidad se debió a que pocos imaginaban un hecho como este ya que “la gente del básquetbol es más tranquila” tras lo cual argumentó que “esto se desbordó, por culpa de las 15 o 20 personas que provocaron las agresiones”.
El comisario informó que se inició una causa de oficio y añadió que “vamos a hablar con la fiscal Fernández Contarde y evaluaremos la situación”.
Por su parte el presidente del Club de Regatas Corrientes, Eduardo Tassano, se trasladó hasta la guardia del Hospital Escuela para interiorizarse del estado de los heridos; su par de San Martín, Alberto Sottile, expresó con mucho pesar que “lamentamos que esto haya ocurrido, evidentemente hubo fallas en la prevención y ahora tenemos que trabajar para que esto no se repita, para identificar a los agresores y actuar”.
Al momento de la suspensión Regatas Corrientes se imponía por 47 a 25, con lo cual sellaba su clasificación a la siguiente fase de la Copa Argentina.
Ahora el Tribunal de Penas de la Asociación de Clubes (AdC) resolverá que sucederá con este partido, y es muy probable que pese una fuerte sanción sobre el estadio local.
Informe: Agencia Corrientes