Pasadas las 4 de la madrugada, el plantel de Peñarol de Mar del Plata seguía festejando en una cena íntima con familiares, dirigentes y allegados. Sergio Hernández y Domingo Robles tomaron la palabra y emocionaron a todos los presentes. A continuación, los testimonios.
SERGIO HERNÁNDEZ
Yo pasé un año lindo, como todos, ya van 4 acá. Esta temporada fue difícil para mí, yo me tomé unos días pensando que iban a ser más. Luego de la gira por Paraná y Córdoba me dijeron los dirigentes que me tome el tiempo que crea necesario, aunque no pueda volver en la misma temporada. A los jugadores les expliqué lo que me pasaba y no dijeron nada porque yo les dije que esto no es para dialogar, les comuniqué que iba a desaparecer por un tiempo. Cosa bastante poco usual, porque yo trabajo de lo que me gusta, gano dinero, tengo fama, tengo esa cosa que te da la vida que no sabés por qué te la da, más que otros, y de pronto estás estresado. Yo volví antes de tiempo porque teníamos un compromiso muy grande en México en la Liga de las Américas y vi tanta fidelidad de los jugadores y del cuerpo técnico que fue lo que yo necesitaba para volver otra vez y olvidarme que estaba cansado, estresado y que me pasaron cosas y que estaba podrido y quería estar en cualquier lado menos dirigiendo básquet. Además, ellos se tenían que aguantar mis malas caras, retos, mal humor. Yo sé que varias veces quisieron insultarme y no lo hacen por lo profesionales que son. Tienen bien claro que el coach es sagrado y no se toca. Como decía Magic Johnson, no siempre hay que estar de acuerdo con el entrenador pero siempre hay que hacer lo que el entrenador dice. Tienen esa consigna adentro y por eso son campeones. Quiero agradecerle a ellos a mi familia, a los dirigentes y a la gente.
DOMINGO ROBLES
Voy a contar pequeñas situaciones de visión que tuvimos, porque uno habla del grupo y habla del club como si fuera algo mágico. Hay laburo de muchísima gente y hablar de formar un grupo y hacer un club exitoso hay laburo de muchísima gente. Hace 5 años fuimos a buscar a Alejandro Diez, o a Marcos que hace 7 que lo trajimos, o Tato que está desde los 5 años. A Facundo que lo compramos cuando no era nadie. Seguimos apostando siempre, cuando por ahí muchos decían otras cosas nosotros estábamos convencidos que Tato era el símbolo de Peñarol. Yo busqué a Leo Gutiérrez durante 4 años antes de que viniera porque estaba convencido que es el número uno de verdad, de la historia de la Liga Nacional. Traer a Martín Leiva no era fácil. Parecía, pero después se hizo fácil, cuando le conocimos las cualidades basquetbolísiticas y como ser humano de Martín, pero no era una jugada fácil. Traer al zurdo (Safar) que venía de Quilmes, pero Quilmes lo había dejado en bolas y nosotros creímos en él. Yo lo ví jugar a este pibe (Franco Giorgetti) y dije, ¿Qué hace jugando este pibe en Estudiantes de Olavarría? Tiene que jugar en Peñarol, y lo trajimos. Y tuvimos que empezar a formar el grupo, a Kyle (LaMonte) lo tuvimos el año pasado, y este año no tuvo una buena liga al principio, y muchos periodistas dijeron que había que cambiarlo y nosotros creíamos que no había que cambiarlo, que nos había ayudado a salir campeón y este año lo haría de nuevo. También creímos en Sergio Hernández, no inventamos nada, no es que somos los inventores. Pero bueno, creíamos que era el que había que traer. Y también te digo Sergio que si te quedás en Peñarol, para nosotros sería fantástico, y si te vas de Peñarol porque tenés una oferta que es insuperable, también sería fantástico porque acá vas a tener las puertas abiertas siempre para volver. Esta es la realidad del Club.
Cuando nosotros jugábamos con Quilmes y empezábamos a jugar los clásicos en aquella entonces cuando éramos lo que podíamos, queríamos ganarle a Quilmes. Ellos tenían una pelota para cada infantil, nosotros una sola para todos. Quédense tranquilos que nosotros siempre vamos a echar el resto, de eso no tengan duda. A todos se los digo, esta es su casa. Sergio esta es tu casa y la de tu familia. Cuando lo contratamos a Leo, yo en aquel momento le dije, yo quiero que seas feliz, no le dije que quiero que seas campeòn. Eso se lo dije a todos, porque con la felicidad ustedes van a salir campeones, y si no salimos campeones, estamos todos juntos igual. Tampoco es obligatorio, sino que estemos todos juntos en las buenas y en las malas, este es nuestro club, un club de barrio. No descubrimos nada, tenemos este sentimiento. Si llora alguien nos hace llorar a nosotros y si ríe alguien nos hace reir a nosotros. Gracias a todos.
Demián Schleider www.infoliga.com.ar
Twitter @infoliga