Fue el “Sarmiento” de la era Magnano –un infaltable en cada convocatoria de la incipiente Generación Dorada– y era, también, el centro de las cargadas después del oro en los Juegos 2004 –lo tildaron de “cebador olímpico”– porque a veces jugaba poco y nada.

Pero lo que se decía fuera de la cancha no le restó ni un cachito de la voluntad y el empeño por estar, por pertenecer. Lo dice él y lo confirman los hechos. Pasaron los años, se sucedieron los entrenadores y “Leo” Gutiérrez, transformado en ícono de la Liga Nacional, sigue al pie del cañón, citado en cada nómina de selección argentina.

Convertido en el jugador con más títulos en la historia de la Liga (sumó su octava corona), el ala-pivot de Peñarol es uno de los cuatro cordobeses que hoy, en la Ciudad de Buenos Aires, iniciarán las prácticas de cara al Preolímpico de Mar del Plata, que otorgará dos plazas para Londres 2012 y se jugará desde el próximo 30 de agosto.

“Cuando queda tan poco te agarra la ansiedad: querés que llegue el día, reencontrarte con los chicos y empezar a entrenarte. Estoy impaciente, sin dudas, pero todos los compañeros con los que estuve, hablé o chateé están igual”, reconoce el cordobés de Marcos Juárez, que hoy compartirá flashes con sus comprovincianos Fabricio Oberto (Las Varillas), Pablo Prigioni (Río Tercero) y Juan Pablo Figueroa (Córdoba capital).

¿Con quiénes compartiste esta ansiedad previa?
Con quien más contacto tuve es con “el Chapu” (Nocioni). Y con el resto chateamos y nos hablamos. Anteayer, “Manu” (Ginóbili) nos mandó un mensaje a todos, preguntándonos cómo estábamos cada uno y diciendo que faltaba poco para volver a encontrarnos. De todos modos, para entrar en ritmo, estuve entrenando con el preparador físico de Peñarol, primero junto con Martín Leiva y después, con Marcos Mata y “Nico” Lauría, que están con la selección que irá a Guadalajara.

Orgullo de Liga
De los primeros siete confirmados por Lamas, el único de la Liga Nacional eras vos. ¿Qué dimensión le das?
Me pone muy contento. Siempre tuve el respaldo de todos los entrenadores de selección, aunque sabía que tenía que ganarme mi lugar, como me lo voy a tener que ganar ahora. A pesar de que haya dado siete nombres, si hay otro compañero que esté mejor que yo, Julio tomará la decisión y cambiará. Queda en mí estar a la altura de las circunstancias. No me tengo que relajar por lo que dijo Julio. Me tengo que ganar mi lugarcito y mis minutos para jugar.

Estuviste con Magnano, Hernández y ahora con Lamas, y casi siempre jugando la Liga. ¿Te pone orgulloso?
Fue y es un orgullo ser uno de los pocos jugadores que,
estando en Argentina, siempre
es convocado. Pero ojo: siempre supe que tenía que dar un plus para estar a la altura de los demás chicos. Y así lo hice, trabajando muy fuerte, para conseguir un lugarcito. Tanto Julio (Lamas), que me hizo debutar en el ’99, como Rubén y Sergio me dieron su respeto y yo respondí con respeto y esfuerzo.

Lamas dijo que no quiere que el entorno haga prevalecer el costado romántico del Preolímpico, como si fuera una despedida de amigos.
Yo entiendo lo que dijo Julio, pero él también conoce de sobra que nunca nos juntamos a jugar un torneo como si fuera una salida de amigos. Siempre nos tomamos cada torneo y cada preparación con toda la seriedad. Es un grupo de amigos, que cada vez que se junta la pasa bien, aunque siempre entrenándose fuerte y poniendo toda la fuerza. Somos amigos, pero no vamos a pasar un fin de semana de relax. Nada que ver.

¿Se fijan si a Brasil o a Puerto Rico se le caen jugadores? ¿Están pendientes?
En realidad, nunca nos preo­cupamos por los demás equipos, por si viene este jugador o el otro. Leemos y sabemos lo que va pasando en los demás equipos, pero centrados en lo que tenemos nosotros.

¿Cómo se mantiene la cabeza enfocada si lo único que vale es ganar el partido de “semis” para ir a Londres?
Tenés que ser fuerte en todos los partidos, porque debés buscar el mejor cruce posible. No es lo mismo ser cuarto y cruzarte en “semis” con Brasil, que terminar primero y jugar contra un equipo a priori más dé­bil. Si bien es cierto que ahí, en
e­se partido, te jugás el pasaje,
también empezás a jugártelo antes, cuando se van delineando los cruces. Todos los juegos son importantes. No podés elegir y decir: “Hoy jugamos con todo y mañana aflojamos un poco”.

El 12 y el 13 de agosto van a jugar el Súper 4 en el Orfeo, donde el público viene siendo hostil con vos. ¿Esperás que cambie la situación?
En los últimos años no me trataron bien en la cancha, pero en la calle, la gente de Atenas o los amantes del básquet siempre me dan su apoyo. Entiendo cómo son las cosas cuando uno va a jugar una final contra un club cordobés, pero lo bueno de todo eso queda en el campo de juego. Igual, creo que la gente sabrá separar la Liga y la selección. Ahora estoy defendiendo los colores de Argentina. Además, me gusta Córdoba: tengo muchos amigos allá y es una ciudad que siempre me llenó y me hizo sentir bien. Espero disfrutarlo.

Entrevista: Gabriel Rosenbaun – MundoD