Por primera vez desde que llegué, eso no es hace mucho sólo 3 días, amaneció nublado y con amenaza concreta de lluvia. Cosa rara. Estamos en la época seca en Panamá y puede pasar un mes, o más, sin caer una gota. En definitiva cayeron 5 gotas locas y después salió el sol de todos los días que raja la tierra.
A media mañana, más cerca del mediodía, paré un taxi y le pedí que me llevara a un centro comercial que se llama Los Pueblos que queda camino al aeropuerto internacional de Tocumen. Como era domingo no había tranque (embotellamiento en criollo) así que fue un viaje relativamente corto.
Tras el almuerzo me volví para PanaChina. La comunidad China es bastante numerosa en Panamá (superan los 200.000 habitantes, la más grande de Centro América). Originalmente se habían instalado en el casco viejo, que de hecho hay una especie de portal que es un dragón en la entrada del barrio y todavía siguen viviendo muchas familias ahí. Pero debido a la inseguridad que se registra ahora en esa zona, varios orientales decidieron venirse para mi barrio, El Dorado.
Mi día libre en Panamá (el lunes) comenzó temprano. Reinaldo, el dueño del apartamento donde estoy parando, se ofreció para acompañarme al canal. Minutos antes de las 9 partimos para las esclusas de Miraflores. Al llegar, delante de mío, se encontraba el plantel completo de Universo BRB haciendo la cola para comprar los tickets.
Atravesar el canal le toma a un barco menos de 24 horas. En el trayecto, de alrededor de 80 kilómetros, debe pasar por tres juegos de esclusas (Miraflores, Gatún y Pedro Miguel) que hacen las veces de enormes ascensores de agua para los buques.
Por encontrarse próximas al ingreso al Canal desde el Pacífico, las esclusas de Miraflores son las más cercanas a la Ciudad de Panamá.
Más tarde me fui a conocer la Avenida Central (es peatonal y casi no se ven turistas, me sentí realmente visitante) y la plaza 5 de Mayo en donde hay una feria artesanal con mayoría de puestos de indios Kunas que hacen ahí mismo sus manualidades.
Fui al Casco Viejo (centro histórico), a pesar de las recomendaciones de varios que decían que no vaya porque era una zona muy insegura y peligrosa. Me retiré sano y salvo para Panamá viejo para ver las ruinas.
Cansado por haber caminado varias cuadras bajo el insoportable calor me decidí volver para El Dorado. Me costó mucho conseguir un taxi que quiera llevarme porque era hora pico y el tranque en la zona es terrible. Por suerte uno se apiadó (bah, en realidad me apiadé yo porque me cobró doble tarifa el muy pícaro).
A media tarde empecé a acomodar las valijas porque mañana me pasa a buscar Bladimir (el mismo tachero escribió así su nombre, calculo que será correcta la ortografía) a las 7am para ir al aeropuerto y emprender la vuelta a casa.
Demián Schleider – enviado especial a Panamá