El alero entrerriano comentó sus padecimientos. “El lunes empecé con mucha diarrea y mucho dolor de panza. Me dolía mucho la garganta, me sentía muy desganado. Pensábamos que era por la diarrea y no nos preocupamos tanto. El miércoles se me pasó, pero los síntomas seguían. Fui al médico y le pedí que por favor me haga un análisis porque no me sentía bien. En la ecografía saltó que el vaso estaba inflamado”, explicó.

“El vaso normal de una persona mide entre 11 ó 12 centímetros y el mío estaba en 16. Ahí fue cuando saltó la preocupación, porque yo podía jugar, pero ante cualquier golpe, el vaso podía explotar, porque es muy sensible y delicado. Los médicos me dijeron que no juegue”, agregó resignado.

Vega se realizó ayer un análisis más específico y quedó a la espera del resultado que se conocerá mañana. Hoy, volverá a someterse a una ecografía para determinar si el vaso se desinflamó. “Espero empezar a entrenar. Ahora no puedo hacer nada, estoy en reposo deportivo”, comentó.

¿Cómo fue en el plano personal el ver los dos partidos del fin de semana desde afuera?
Fue extraño. La verdad que todo fue tan de repente que el viernes me sentía un poco enojado, caliente con la situación. Pero con el equipo a morir, sabiendo que teníamos que mantener el invicto.

¿Crees poder viajar con el plantel a Bahía Blanca y Mar del Plata?
Yo tengo muchas ganas, pero todo depende de los estudios: primero de la ecografía de mañana (por hoy) y fundamentalmente de que el miércoles los resultados salgan bien.

¿Cómo impactó la noticia en tu familia?
Mi papá y mi abuela estaban bastante preocupados. No estuve muy tranquilo que digamos y ellos tampoco. Recién cuando el médico me vio, me tranquilizó un poco y los pude tranquilizar a ellos.

Informe: Prensa Quimsa